Cuentos de la juventud perdida y las responsabilidades adultas plasmadas en escenas de los suburbios, esa es la temática de The Suburbs, el tercer álbum de estudio de Arcade Fire, la banda canadiense más importante de la onda inde de los años 2000, cuya expansión lanzó a la escena internacional a un semillero de talentos del país norteamericano.

Grabado en una iglesia presbiteriana que data de hace más de 134 años, The Suburbs se permeó de un ambiente místico para narrar las historias de la fugacidad del tiempo, sonido y narrativa que influyeron igual a experimentados que a noveles artistas como Bowie o Lorde; es un clásico moderno.

Sonidos nostálgicos y meditación melancólica que hoy, en medio de una pandemia global, se resignifican entre las esperanzas difuminadas que corren de lo personal a lo colectivo.

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Diez años después cobra un sentido entre la incertidumbre y la ansiedad que mira por el retrovisor la simplicidad de tiempos pasados.

Un álbum visionario, una obra maestra, que reúne remembranzas e ideas visionarias poco antes de la explosión de las redes sociales propias de los tiempos líquidos en las que, según Bauman, las estructuras sociales ya no perduran el tiempo necesario para solidificarse. Now our lives are changing fast/ Hope that something pure can last dice Win Butler en “We used to wait” acerca de los avances tecnológicos.

Aunado al éxito de la crítica, la trascendencia comercial The Suburbs llevó a Arcade Fire a ser de los pocos grupos en llegar al formato de rock de arena, tal como U2 o Bruce Springsteen, lo que los llevó a obtener el Grammy al álbum del año en 2011, uno de los pocos actos indie en completar el ciclo de éxito.

Entre 16 pistas que mezclan guitarras esperanzadoras y pianos que emulan una mezcla entre Neil Young y Depeche Mode, narraron historias ordinarias de forma extraordinaria. Crearon una ópera rock de la que destacan piezas como “Ready to start”, “Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)“, “Ready to start” y la canción que da título al álbum llevan a la reflexión y al disfrute festivo, como aquel baile catártico bajo la lluvia filmado en cámara lenta.

Aquí te dejamos al cumpleañero:

JM

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