Foto: Difusión

Uno de los cineastas más reconocidos por películas de misterio e intriga es, sin duda, Alfred Hitchcock. Con un dominio excepcional de las técnicas cinematográficas, produjo películas que mantienen al espectador en un constante estado de tensión hasta el final de la proyección.

Hitchcock consiguió unir tramas de interés con imágenes de gran fuerza expresiva; concilió la calidad con el éxito comercial, dejando un legado de brillantes e influyentes historias. Por ello, aquí en La Magazín festejamos sus 121 años recordando su trabajo y su influencia en el cine. 

Alfred Joseph Hitchcock nació el 13 de agosto de 1899 en Leytonstone, Londres; el tercer hijo del matrimonio entre William Hitchcock y Emma Kathleen, dueños de un negocio de comestibles. Gozaban de buena estabilidad económica pero no excedían en gastos ni posesiones.

La figura de su padre intervino en su carácter y personalidad, ya que William era un hombre que profesaba el orden, la disciplina y el autoritarismo. De ahí la infancia y educación disciplinada, además de solitaria, de Alfred; aspectos que desataron su interés por la culpa y temor, esquema común de la trama de sus historias.

Hitchcock desde los 16 años ya leía con gran avidez revistas de cine y no perdía oportunidad en ver las películas de Charles Chaplin, Buster Keaton, Douglas Fairbanks y Mary Pickford. Al mismo tiempo mantenía una afición por la lectura, peculiarmente del escritor Edgar Allan Poe.

“Es muy probable que fuera la impresión que me causaron las historias de Poe por lo que me dedique a rodar  películas de suspense. No quiero sonar inmodesto, pero no puedo evitar comparar lo que he intentado poner en mis filmes con lo que Poe puso en sus narraciones”, mencionó en una entrevista para la promoción de Pájaros.

Para 1913 comenzó sus estudios de Ingeniería en el London County Council School of Engineering and Navigation de High Street. Un año más tarde, tras la muerte de su padre y de estallar la Primera Guerra Mundial, Hitchcock abandona la escuela y comienza a trabajar en una compañía de telégrafos. 

A los 21 años ya tenía una afición por el séptimo arte, y fue en 1920 cuando obtuvo su primer trabajo en el campo cinematográfico como diseñador de rótulos para Famous Players Lasky, de la compañía Paramount.

A partir de entonces, obtuvo trabajos como montador, guionista y ayudante de dirección. Su primera oportunidad como director fue en la película Number 13, aunque finalmente no se concretó.

En el verano de 1923, durante la producción de la película Mujer a Mujer, donde Hitchcock trabajaba como ayudante de dirección, conoció a su futura esposa Alma Reville, con la que compartía el gusto por el cine.

En 1925 salió a la luz su primera cinta anglo-alemana El Jardín de la Alegría para la productora de Michel Balcon, quien creía que los filmes de Alfred Hitchcock podrían confundir y trastornar al público por los ángulos extraños y su iluminación al estilo alemán. Sin embargo, lo dejó dirigir más películas, convirtiéndose en uno de los directores más cotizados de Inglaterra. 

Sus obras de ese entonces lo confirmaron como uno de los directores británicos más creativos y de grandes ideas técnicas. Pero su preocupación era encontrar un estilo narrativo propio, hallado posteriormente en el montaje con movimientos de cámara y empleo de iluminación. 

A meses de estallar la  Segunda Guerra Mundial viaja junto a su familia a Nueva York, y es aquí, tras casi diez años de trabajo en la industria cinematográfica en Inglaterra, que poco a poco comienza a lograr fama internacional, consiguiendo dirigir Rebeca, estrenada en 1940.

Este melodrama gótico reproduce procedimientos característicos de sus obras posteriores: un ritmo pausado, una historia contada según el punto de vista de un único personaje y el recorrido de un elemento que después cambiará el sentido de la historia. 

A pesar de no haber ganado el Oscar aquel año, esta película funcionó como una carta de presentación para el cineasta y hacerse de un lugar en Hollywood. A partir de aquí vivió una época dorada ininterrumpida que duraría prácticamente hasta el fin de sus días.

En los años cincuenta su reputación como cineasta había crecido y sus obras venideras confirmaron su gran talento. Para que recorras las películas más icónicas de este singular cineasta, a continuación hacemos mención de algunas de ellas.

En marzo de 1951 es estrenada Extraños en un tren, cinta que, a pesar de las críticas por encontrar connotaciones sexuales y un homicidio explícito, tuvo un éxito rotundo en taquilla.

Ocho años después se estrena Vértigo.

Hitchcock confiesa que es el filme más personal, pues en él plasma el miedo más común para el ser humano: las alturas. Los engaños y giros dramáticos propuestos en esta cinta ahora son comúnmente utilizados en los tráilers, por lo que se le considera como una de las mejores películas del cineasta. 

Con la muerte en los talones (1959) es una película entonces considerada cultural, histórica y estéticamente significativa por tener una historia cargada de adrenalina, la cual logra confundir al público en una paranoia romántica.  Definida como el filme más maduro y de experimento que une el misterio y la intriga con un toque cómico. 

En 1960 llegó Psicosis, su obra más aclamada y polémica. Protagonizada por Anthony Perkins, esta película conmocionó la mentalidad de la época al inaugurar el género del suspense en el tema psiquiátrico. En ella, el personaje principal  es asesinado a mitad de la trama, dejando al espectador en incertidumbre hasta su épico desenlace.

Como parte de la promoción, Hitchcock pidió que las puertas de las salas no dejaran entrar a los espectadores una vez comenzada la película, lo que promovió la curiosidad y tensión en el público. 

El rodaje de esta película fue demasiado caro, pero la recaudación le trajo tantos beneficios a su director, que pudo comprar suficientes acciones de Universal como para convertirse en el tercer accionista mayoritario de la compañía.

En 1963 se estrena Los Pájaros, donde Hitchcock nos muestra que el terror no necesita de monstruos, sino una buena construcción de la trama. Así, logra convertir al animal más común en el más terrorífico. Hoy en día es considerada como un clásico de cine de terror

A pesar de su filmografía y su reconocimiento como uno de los mejores cineastas del siglo XX, Hitchcock nunca recibió un Oscar a Mejor Director. Por ello, en 1968 la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas le concedió el Memorial Irving G Thalberg en compensación por la estatuilla no recibida tras cinco nominaciones.

Un toque que tienen 37 de 53 películas de Hitchcock son los cameos de sí mismo. En las primeras cintas es difícil apreciarlo, pero a medida que fue cosechando fama, sus apariciones eran más notorias.

“No me siento jamás a gusto dentro de lo cotidiano”

A sus 76 años, Hitchcock padecía de artritis y su corazón estaba delicado; aun así buscaba dirigir su película número 54. Sin embargo, pocos meses después, la mañana del 29 de abril de 1980 en los Ángeles, fallece el gran maestro y genio del cine de terror y misterio.

Sin duda, Alfred Hitchcock dejó como herencia la creación de un estilo distintivo y reconocible que pocos directores han logrado a lo largo de la historia del cine. 

“El cine no es un trozo de vida sino un pedazo de pastel”

SM

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