Hoy iniciamos la mañana con la noticia del fallecimiento de Diego Armando Maradona, uno de los mejores deportistas en la historia del futbol, y también una figura polémica que jamás dejó de tener la atención de cámaras y micrófonos. El torneo que se llevó a cabo en México en 1986, sería el que marcaría para siempre la carrera del futbolista.

Maradona sostiene la Copa del Mundo / Foto: Getty Images

El mundial que originalmente se llevaría a cabo en Colombia, terminó realizándose en Tierra Azteca. Ya no existía la segunda fase de grupos, había eliminación directa. La mascota del mundial fue Pique y el balón oficial fue el Adidas Azteca México. Argentina se enfrentó en la primera fase a Italia, Bulgaria y Corea del Sur. Muy pocos creían en la selección que dirigía Carlos Bilardo.

Argentina derrotó a Corea del Sur y a Bulgaria, y empató con los del viejo continente. En los tres partidos, El Pelusa solo anotó en una ocasión, frente a Italia. En esta fase, Valdano y Maradona empezaron a llamar la atención de los medios, aunque no exactamente por sus méritos deportivos, sino porque criticaron a la FIFA por programar los partidos al medio día, pues las altas temperaturas podían ser dañinas para los jugadores.

Los octavos de final se definieron en un clásico rioplatense. Parecía sencillo derrotar a la selección de Uruguay, sin embargo la victoria se logró solo con un gol. A partir de ahí, se escribió la historia que consagraría a Diego como uno de los mejores deportistas de la historia.

Llegó el partido contra Inglaterra, el más emblemático de aquél mundial. La guerra de las Malvinas de cuatro años antes daba al encuentro una connotación extrafutbolística. Maradona estremeció al mundo con dos goles en el Estadio Azteca, uno ilegal que dieron por bueno: el famoso gol de la mano de Dios; y minutos después, logró burlar a seis ingleses para cruzar el campo y así clavar el Gol del Siglo.

El centrocampista hizo enfurecer al mundo con la trampa para lograr el primer gol, pero se reivindicó como ningún otro jugador podría hacerlo jamás. Además, esa segunda anotación le haría merecer el título del mejor jugador del campeonato. Respecto a su falta, el argentino solo declaró: “Yo no la toqué, fue la mano de Dios“.

Foto: Milenio

La Argentina ya había alcanzado las semifinales. Se enfrentó a Bélgica también en el Estadio Azteca. Maradona puso dos veces el balón tras la red del equipo rival y dio a su selección el pase a la final contra Alemania Federal.

En ese encuentro, el primer gol se vio al minuto 23, por parte de José Luis Brown en la salida de un tiro de esquina. Sudamérica estaba rozando el triunfo.

A los 55 minutos, Valdano colocó un ladrillo más hacia la victoria de su equipo, sin embargo, los alemanes seguirían luchando por la máxima presea y anotarían dos tantos en 6 minutos. La tensión se sentía en el aire, y la rompería el astro argentino con una asistencia a Burruchaga que parecía imposible para colocar el tercero a su favor y definir al nuevo campeón del mundo.

El Pelusa como capitán del equipo, había llevado a Argentina a levantar su segunda Copa del Mundo. Ahí, se consagraba la leyenda, se escribía con letras de oro en la historia del deporte el nombre de Diego Armando Maradona.

Descanse en paz

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