Flor Silvestre / Imagen: Vanguardia

A los 90 años, el día de hoy falleció la actriz y cantante Flor Silvestre en su rancho El Soyate en Zacatecas. De acuerdo con un comunicado de Televisa, “El cansancio detuvo su corazón rodeada de sus hijos y sus nietos”.

Guillermina Jiménez Chabolla nació en Salamanca, Guanajuato. Dejó huella en la música vernácula y en el cine mexicano de la Época de Oro. Además, era dueña de varias sucursales de salones para uñas en la Ciudad de México. Fue un ícono de belleza y la matriarca de la dinastía Aguilar, una de las más representativas de la música y el cine mexicano.

Era conocida como La voz que acaricia, por su delicado estilo al interpretar. Se dice que heredó de su madre el talento vocal y el gusto por la música. A temprana edad, se trasladó al entonces Distrito Federal, acompañada de su familia para estudiar secretariado. A los 13 años, en su primera presentación, la cantante demostró que su vida serían los escenarios.

Tras presentarse en la XEFO, conocida como Radio Nacional de México, el locutor Arturo Blancas le propuso adoptar el nombre de Flor Silvestre, inspirado en la película homónima que protagonizó Dolores del Río.

En otra estación, la XEW, ganó un concurso para ser parte del Teatro Colonial, que la llevaría de gira por varios países de Latinoamérica. A partir de entonces recibió muchos más contratos; fue conductora y cantante en un programa de radio y recibió sus primeras propuestas para hacer películas.

Flor hizo su debut cinematográfico en abril de 1950 en Primero soy mexicano, una comedia ranchera protagonizada, escrita y dirigida por Joaquín Pardavé. Su papel más destacado e internacionalmente importante en el cine es el de Catalina en Ánimas Trujano (1962), la segunda película mexicana nominada al premio Óscar a la mejor película extranjera.

Imagen: Celuloide Digital

Entre las películas más conocidas de la actriz están El bolero de Raquel (1957), al lado de Mario Moreno,  Cantinflas; La cucaracha (1959), junto con María Félix; Dos locos en escena (1960) y Tres muchachas de Jalisco (1964).

También en 1950, grabó sus primeros discos en los estudios de la compañía Discos Columbia de México. Más de 30 álbumes conforman su discografía, con una gran cantidad de géneros mexicanos y latinoamericanos. Con el sello Discos Musart lanzó temas como “Cielo Rojo”, “Renunciación” y “Mi casita de paja”, entre otras que marcaron su carrera.

En 1957, durante el rodaje de la cinta Los muertos hablan conoció al que ella reconocía como “el amor de su vida”, Antonio Aguilar, quien fuera su esposo hasta 2007. A su lado trabajó en el Espectáculo Internacional Ecuestre de la Familia Aguilar, famoso internacionalmente por los actos de charrería con caballos entrenados.

Flor Silvestre y Antonio Aguilar

Así, esta pareja regalaría al mundo su talento también a través de sus hijos y nietos, que se han abierto espacio en los escenarios y han sabido honrar la trayectoria que Antonio Aguilar y Flor Silvestre construyeron.

JM

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