La depresión es la otra epidemia a la que también se está expuesto. De la que casi nadie habla y cobra más víctimas en silencio. Convierte a las personas en fantasmas haciendo que se escurran de la realidad. Borra alternativas, inflama a la resignación, te convierte en un sin rumbo, en un vago del reloj.
Al ser una presa inconsciente sin pena ni gloria, comienzas a sentirte culpable, te la pasas acostado sin poder dormir, te lamentas el no estar agradecido por las cosas que tienes y de no estar haciendo lo que se “supone que deberías estar haciendo”. No se ve el futuro con claridad. Se desbloquea la versión catastrófica de la mente y como acertadamente dicen, se enferman las ganas.
Aunque contamos con el derecho a sentirnos vulnerables debido a que estamos en un momento sociohistórico en el que se está sufriendo, es importante mantenerse fuerte y real frente al confinamiento, esta es una lucha constante.
¿Lo aceptas o te resignas?
Estudios realizados en la Facultad de Psicología de la UNAM mencionan que, una de cada cinco personas tarda entre cuatro y veinte años en tomar una terapia para atender algún padecimiento relacionado con la depresión. La salud mental es igual de importante que la física. No lo pases por alto.
AM