Hoy se cumple un año desde el último día de EDC México, el último festival de música electrónica que nuestro país tuvo la dicha de albergar. Sin embargo, parece que ha pasado una vida entera, la melancolía escala rápidamente nuestro cuerpo cuando llegan los recuerdos en el rollo fotográfico, en las redes sociales o simplemente cuando pasas fuera del Autódromo Hermanos Rodríguez, las calles de la ciudad ya no vibran, ya no existe más un cielo eléctrico lleno de luces, de confeti, de fuegos artificiales. 

Es curioso cómo algo tan pequeñito, microscópico, como el coronavirus, pudo ponerle freno a cosas tan grandes, gigantes, como los hermosos escenarios frente a los que miles de personas acostumbraban saltar sin parar el último fin de semana de cada febrero; gritando, llorando o bailando al unísono, ahora somos los mismos miles pero encerrados en casa, preguntándonos cuándo será el final de esta tempestad. Porque ahora escuchar esas canciones a todo volumen en una bocina de nuestra habitación no significa lo mismo para el corazón, no tiene punto de comparación compartir con nuestros artistas favoritos una transmisión en vivo que un espacio lleno de magia, lleno de personas felices y enérgicas, ni esas melodías que nos hacían vibrar hasta las entrañas. 

365 días desde la última vez que los tímpanos estuvieron a punto de reventarnos, desde que nuestros pies dolían intensamente al llegar a casa, desde que derramamos lágrimas cantando a todo pulmón esa canción que te eriza el vello de todo el cuerpo. Tal vez el covid frenó nuestras vidas, grandes proyectos y planes pero hay cosas igual de grandes que nunca podrá detener y eso es la alegría que emana de nosotros al saber que se acerca ese festival al que por meses ansiamos asistir, esa ilusión de volver respirar el mismo aire que ese dj holandés que tanto admiramos, el covid no podrá apagar esa sonrisa que ilumina nuestros rostros cuando comienza a sonar nuestra canción favorita, el covid jamás vencerá el amor hacia la electrónica que un verdadero raver lleva tatuado en el corazón. 

AM

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