La semana pasada, la Fiscalia General de Justicia de la Ciudad de México, lanzó un boletín en el que anunció la detención de Ricardo “N”, mejor conocido como “Rix”, el Youtuber que fue acusado públicamente por Nath Campos, otra youtuber, de haber abusado de ella después de una reunión mientras ella se encontraba indispuesta por la alta ingesta de alcohol.
Claro que este es un caso que debe celebrarse y que, en redes sociales, así como causó indignación cuando Nath lo expuso, fue también razón de júbilo al momento de la detención.
Pero después del festejo, vienen las interrogantes, ¿Qué se necesita hacer para que todas las víctimas de abuso sean escuchadas y que sus violadores sean condenados?; ¿Cuántos followers debe tener una pequeña abusada por su padrastro para que puedan detenerlo? ¿La trabajadora sexual que fue violada tiene que hacer un video contando cómo ese hombre la obligo a practicar algo que no le gustaba?
Es claro que aún no existe equidad en la justicia y no es una queja porque le hayan hecho justicia a Nath Campos, me alegra que, a pesar del paso de los años, haya sido suficiente su voz y sus lagrimas para que Ricardo pague por los daños. Pero me pregunto si hay voces y lágrimas que pesan más.
Ojalá que las autoridades reabrieran esas carpetas en que las lágrimas de niñas, mujeres, madres y familias no fueron suficientes y se den cuenta de que Rix no es el único.