La inventora del atole No.4

Ilustración de Cecilia Torres, IG: @ceciliaeds

Studio Ghibli es un universo peculiar, un sitio donde ‘los peces se transforman y los espíritus se alimentan de ranas’. Además, es un universo que bebe completamente de la música, teje melodías para navegar en las emociones. Studio Ghibli hace de la ilustración un retrato que nos invita a contemplar la magia y la paz. Pero más allá de su arte y su espíritu risueño, Hayao Miyazaki, fundador y director de Studio Ghibli, compone historias que trascienden por la crítica y moraleja hacia la vida. Otro aspecto importante sobre los guiones de Ghibli es que, genuinamente, siguen proyectando al Japón tradicional, al que invoca a la naturaleza y dibuja a los opuestos como sinónimo de crecimiento. 

En estos filmes descubrimos que las historias para “niños” no sólo son creadas con el fin de entretener y distraer, pues las historias dirigidas a un público joven también están llenas de sabiduría y, posiblemente, nos irán diciendo y demostrando más cosas conforme crezcamos. “El viaje de Chihiro” de niños puede parecernos algo extraña e incluso siniestra; “El cuento de la princesa Kaguya” a simple vista nos ofrece una ilustración exquisita, y “Kiki: entregas a domicilio”, aparenta ser la historia de una simple brujita con su gato. 

El viaje de Chihiro

Recuerdo haber visto esta historia desde muy pequeña y aún conservo la sensación que me causó: horror, pánico. ¿Cómo tus papás pueden hacerse cerdos? Sin embargo, me encantaba, me gustaba viajar y superar todos los retos que Chihiro tenía. Al igual que ella me convertía en heroína. Sin más, crecí y descubrí mensajes más allá de la simple caricatura. Pues comprendí que esta película refleja al hombre occidental invadiendo la tierra extranjera y, por lo tanto, burlándose de ésta. Cuando los papás de Chihiro entran a este “mundo extraño” y comienzan a devorar todo sin importar a quién pertenezca, miramos de frente la violación y falta de empatía por la cultura y tierra ajena. También, Chihiro demuestra ese duro camino que hay que cruzar cuando crecemos, pues es la alegoría de la infancia hacia la madurez. 

El cuento de la princesa Kaguya

Kaguya es, a mi percepción, el personaje más complejo de Studio Ghibli, y su historia, la que más invoca al cuento tradicional de oriente. No sólo contemplamos en este film el trabajo arduo y exquisito de acuarela, sino que miramos una historia que critica la ignorancia del hombre ante la naturaleza y lo vital. También observamos el cómo vivimos en una sociedad que no escucha ni abraza al necesitado, ya que es una sociedad llena de avaricia. Kaguya es el dibujo del trato hacia la mujer, cómo de ser algo místico y salvaje lo transforman en un objeto lindo y perfumado.  

Kiki: entregas a domicilio

De las tres películas que he mencionado esta es, sin duda, la más fresca y juguetona, pero no por ello deja de lado algún tema crucial, ya que Kiki es una niña que, al igual que Chihiro, debe crecer y ser fuerte, pero en ella observamos las dificultades que, en ocasiones, la mente nos causa. Kiki, de ser alguien cálida y alegre, puede pasar a momentos de angustia y completa tristeza y, sin embargo, se matizan con ayuda de su gato o con ayuda de sus amigos. Este personaje aprende a hacerle frente a sus emociones y momentos de decepción, no los evade, al contrario, los abraza y sigue en pie. Se aísla cuando lo necesita y de esta manera vuelve a disfrutar de las nubes de verano. 

La constante que observamos en estas historias es la fuerza y resistencia de la voz femenina, el cómo una niña es capaz de dirigir su rumbo, de sanar sus heridas del pasado y del presente. Recuerdo haber leído un día que las niñas deberían crecer viendo Studio Ghibli y es verdad, porque a través de estas heroínas nos sabemos capaces y perseverantes. Aunque también la mujer madura puede encontrar consuelo y apoyo en estas historias y, al igual que las protagonistas, sanar sus heridas pasadas. 

Ilustración de Cecilia Torres, IG: @ceciliaeds

SF

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