Desde el momento en que surgió el movimiento “Me Too” (dedicado a denunciar actos de violencia física o sexual), particularmente en 2017, año en el que diferentes personas expusieron el abuso que sufrieron por parte de famosos directores de cine como Harvey Weinstein o Woody Allen, ha surgido el cuestionamiento, ¿se puede separar el arte del artista?
La respuesta es no y aunque involucra gran parte del pensamiento moral y crítico que tenga cada persona al momento de consumir, a grandes rasgos no es posible separar el arte del artista.
¿A qué se refiere separar el arte del artista?
Separar el arte del artista sería apreciar la obra (película, pintura, canción, etcétera) sin tomar en cuenta la ideología política, social o moral de su creador, sin juzgar su vida personal o cualquier otra característica que haga referencia a la persona detrás de la obra.
Ahora, ¿por qué no se puede separar el arte del artista?
Un cantante, escritor, pintor o director de cine crea una obra a partir de las experiencias que ha vivido, propias o ajenas, pero siempre desde su punto de vista, por lo tanto, el artista y su obra son uno solo.
En su obra, los artistas pueden plasmar sus pensamientos, creencias y, de cierta forma, su estilo de vida, si el artista crea una canción, película o pintura que se consume por muchas personas, automáticamente se vuelve influyente y está generando un impacto en el mundo, por lo que si la persona detrás de la obra tiene una reputación dudosa, el impacto se vuelve negativo.
Pero, ¿cuál es el conflicto?
Antes se mencionó a Harvey Weinstein y Woody Allen, pero existen otros ejemplos, por mencionar algunos, como J. K. Rowling, acusada de decir comentarios transfóbicos, o Chris Brown, quien ha sido señalado por agredir físicamente a sus parejas sentimentales, tal es el caso de Rihanna en 2009.
Todos ellos hicieron, mencionaron o se vieron involucrados en algo que dañó a alguien más, sin embargo, también son creadores de grandes películas, grandes libros y canciones icónicas, pero desafortunadamente, como dice la escritora estadounidense Claire Dederer en un artículo para The Paris Review, “lo horrible afecta a lo maravilloso; no podemos ver, oír o leer esa obra de arte sin recordar el horror”.
Consumir los trabajos de una persona que ha sido señalada por cualquier tipo de abuso físico, verbal o psicológico, sería influir y apoyar sus acciones, ya sea de forma económica o social. Económicamente porque sus obras generan ingresos al momento de que sus canciones son escuchadas o sus libros son comprados y socialmente porque su obra y en ella su ideología se siguen compartiendo.
Sin embargo, en algún momento a todos nos ha gustado una obra de un artista que terminó haciendo algo negativo, así que como se menciona arriba, la decisión de separar el arte de su creador es algo personal, aunque sí se debería considerar lo siguiente:
Cuando estés por consumir el material de una persona “cancelada” o que se vio involucrada en algún señalamiento, analiza si el daño que hizo es un delito (abuso físico o verbal) o simplemente, aunque es igual de importante para ciertas personas, realizó un comentario sobre su ideología política, social o religiosa.
SF