Título: Expiación

Autor: Ian McEwan

Editorial: Anagrama

Lugar y año: Barcelona, 2019

Expiación de Ian McEwan se publicó en el 2001 y es, hasta el momento, una de las mejores novelas escritas en inglés del siglo XXI. Tanto la obra como su autor se han posicionado en el gran arte del Reino Unido puesto que Expiación, estuvo nominada al premio Booker Prize for Fiction y McEwan forma parte de la lista “Los 50 mejores escritores británicos desde 1945”, dicho esto por el The Times Literary. ¿Pero por qué?, ¿será que la literatura de Ian McEwan bebe de grandes autores como Charles Dickens o Thomas Hardy?, ¿será que sus tragedias descritas evocan a las de Shakespeare? 

Ian McEwan en Expiación no representa a Dickens o a Shakespeare, sino que retrata la prosa y estilo de dos grandes autoras británicas. Al abrir el libro nos encontramos con una cita de La abadía de Northanger, novela escrita por Jane Austen. El pequeño fragmento resume el comportamiento que la sociedad inglesa adoptó en el siglo XVIII/XIX, el puritanismo. 

Al comenzar el primer capítulo aterrizamos en una escenografía que dibuja la literatura de la regenta y la victoriana, aquella que ordena las tazas de té por colores. Pero no sólo la escenografía es la que ambienta al lector en el siglo XIX, pues las oraciones son, en su mayoría, muy evocativas. Es decir, la sintaxis más allá de narrar acciones, describe objetos y sensaciones. La pluma de McEwan se detiene a contemplar las flores que posan sobre la mesa o los árboles que se mecen tras la ventana. En ese sentido, el lector parece estar sumergiéndose en una obra, ya de Jane Austen, ya de las hermanas Bronte. Pero conforme la historia avanza no sólo miramos la pluma de Austen combinándose con la de McEwan, pues más adelante nos sumergimos en la mente de los personajes. Principalmente en las mentes de Briony y Cecilia. Ambas mujeres son las protagonistas de la historia y a través de ellas navegamos en un mar abastecido de hoyos negros. Hoyos que retratan de cerca la psicología del ser humano, ya que el flujo de conciencia no sólo lo escribió y ejemplificó James Joyce. Virginia Woolf, escritora británica del siglo XX, también plasmó en papel los relieves del pensamiento. En sus obras como Mrs. Dalloway o Las olas hallamos esta red de telarañas que construyen al hombre y su psicología, es un ir y venir de los anhelos y temores. 

Ian McEwan mezcla el realismo que nace a partir del XIX, aquel que intentó plasmar la tinta en cada descripción, y también, narra el realismo que nació a principios del siglo XX, el realismo que bebía de Sigmund Freud. 

Al principio de la novela nos encontramos en una mansión llena de lujos, habitada por personas privilegiadas. Briony es la representación de la mujer inglesa; la mujer socialmente correcta. Mientras que Cecilia es la mujer prohibida, ya que ella goza de su sexualidad y emociones. Más adelante nos encontramos con Robbie Turner, el joven que desencadenará los nudos climáticos de la historia. 

En general, el conflicto parte por una oración: quiero lamerte. Y a partir de esas palabras llanas, la tragedia abraza a los tres protagonistas. Conforme la obra avanza creemos que Briony es la villana de la historia, pero Ian McEwan trata de demostrar cómo la sociedad, en términos generales, fue la causante de la desgracia de Turner. El tema que abraza a la obra es la ignorancia y sus consecuencias letales; pero no una ignorancia por determinismo, sino una ignorancia que parte de leyes externas como, por ejemplo, la religión. 

El romance de Cecilia y Robbie cesó por las normas del mundo externo; normas incongruentes. Lo anterior lo observamos con el personaje de Lola y su amante secreto. Ellos retratan el color oscuro de la sociedad inglesa

La obra va navegando por diversos escenarios, de un hogar bien organizado pasamos a la segunda guerra mundial y más adelante, miramos la vida a principios del siglo XXI. A partir de esto observamos tres estilos distintos. La primera y segunda sección tiene más matices de las autoras ya mencionadas, y la última parte bebe totalmente de la prosa de McEwan. Es decir, a lo largo de la novela tenemos una literatura inglesa clásica que recibe poco a poco a lo moderno y contemporáneo, ya que, inesperadamente, hallamos el juego de la metaliteratura al concluir la obra. 

El autor escribió una novela contemporánea disfrazada de literatura clásica. Esa es una de las genialidades de la obra, del cómo la pluma del escritor no olvida la tradición de su país y hace una historia híbrida. Le abre las puertas a lo contemporáneo. McEwan no sólo alimenta su libro de inspiración y talento, sino que lo nutre con su cultura y su amplio conocimiento por la literatura. Es un autor que ejemplifica el dicho: debes conocer bien lo que vas a romper. Al leer esta novela recordé tanto a los personajes de Orgullo y prejuicio como al personaje de Virginia Woolf, Mrs. Dalloway. Quizá Briony es la representación moderna de Clarissa Dalloway y Cecilia le hace honor a Elizabeth Bennet. Quizá esas fueron las intenciones del autor.

AM

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