La reventa de boletos siempre ha sido tema de polémica en nuestro país, sobre todo, porque técnicamente es ilegal.

Pero la reventa es algo inevitable, nunca falta quien compra sus boletos y al final no puede asistir, entonces los vende. O quien arma el plan el día del evento y se arriesga a los que venden por Facebook o a lidiar con los “te sobran, te faltan boletos, amigo”.

Sin embargo, recientemente hubo dos sucesos que encendieron las alarmas sobre este tema.

Por un lado, lo sucedido en el partido de Chivas contra Rayados, donde regalaron todos los boletos, y muchos cayeron en manos de revendedores, cuando la idea era que toda la afición pudiera disfrutar del partido de manera gratuita.

Por el otro, cuentas que venden en redes boletos para el Corona Capital (que ya está sold out), y en específico una chica que dijo haber vendido más de 100 boletos a sobreprecio, e insinuó que tenía un trato con “alguien” dentro de la organización del festival. Pero no quedó ahí, también afirmó:

“Es claro que no convenga decir que detrás de los eventos hay muchos intereses, precios y ventas por aparte, pero afortunadamente tengo respaldo de muchos clientes y entregas realizadas.”

Aunque en la cuenta de Twitter del festival se aclaró que “no existe ningún programa de insiders o embajadores de venta” y que los boletos solo se pueden adquirir por Ticketmaster, los usuarios han mostrado su inconformidad respecto a que nadie detenga la reventa, y que haya maneras en las que una sola persona pueda conseguir tantos boletos, cuando se supone que cada venta tiene un límite por persona.

Algunos incluso han sugerido que tanto las boleteras como los organizadores de los eventos son quienes están detrás del mercado de reventa, pero no hay nada concreto que pueda comprobar estas afirmaciones.

Es difícil emitir postura respecto a este tema, pues por una parte, hay un número importante de personas que generan un ingreso para subsistir mediante esta práctica y hay otros tantos que recuperan su dinero cuando no pueden asistir, pero por la otra, el sobreprecio provoca que muchos fans se queden sin la posibilidad de asistir a estos eventos, o tengan que desembolsar mucho dinero para disfrutar de ellos.

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