Hoy celebramos 243 años del descubrimiento del séptimo planeta del Sistema Solar, Urano. Este planeta se encuentra a una distancia dos veces mayor que la de Saturno, lo que supuso un gran desafío para los astrónomos de la época.
El descubrimiento de Urano
El descubrimiento de Urano se remonta al año 1781, gracias al telescopio reflector de 152 milímetros que había construido el astrónomo germano-británico William Herschel. Con este instrumento, Herschel apuntó a la constelación de Géminis y observó una estrella que no se suponía que estuviese allí.
¿Un cometa o un planeta?
Al principio, el astro observado por Herschel parecía poseer un disco planetario, lo que le hizo pensar que se trataba de un cometa. Sin embargo, tras observarlo durante varias noches, Herschel llegó a la conclusión de que había descubierto el séptimo planeta del Sistema Solar.
El nombre de Urano
En un principio, el planeta descubierto por Herschel fue bautizado como Georgium Sidus (“Planeta Jorge”), en un extraño homenaje al rey Jorge III. No fue hasta el siglo XIX que el planeta fue nombrado Urano, en honor al Dios del Cielo en la mitología griega.
Urano y la NASA
Urano fue visitado en 1986 por la nave Voyager 2 de la NASA, que descubrió dos anillos y 10 lunas más. Este viaje permitió a los científicos aprender más sobre este distante y misterioso planeta, y sigue siendo la única visita que hemos hecho a Urano hasta la fecha.