Que nuestro móvil termine yendo más lento de lo que era cuando lo compramos es algo que suele suceder con el tiempo. En mi caso, tengo algunos trucos esenciales para acelerarlo, pero quiero compartir una práctica un poco diferente: qué hago desde el primer día que lo tengo para evitar que empiece a ir lento. Prevenir siempre es mejor que curar, y existen buenas prácticas que es importante tener en cuenta para intentar mantener el rendimiento de nuestro dispositivo.

Soy precavido con lo que instalo (y con lo que viene instalado). Desde hace tiempo, intento instalar solo las aplicaciones justas y necesarias, sobre todo cuando hablamos de teléfonos Android. Instalar una gran cantidad de aplicaciones, incluso cuando no las estamos utilizando, puede tener un impacto en la vida útil de tu teléfono. Lo mismo sucede con el bloatware que viene preinstalado en tu teléfono. Lo primero que hago es borrarlo.

Algunas de estas aplicaciones se ejecutan en segundo plano, ocupando espacio en nuestra valiosa memoria RAM y consumiendo recursos del dispositivo. Una app no es perjudicial, dos tampoco, pero si tenemos decenas y decenas de aplicaciones funcionando en segundo plano (algo más común de lo que podrías imaginar, basta con echar un vistazo a la lista de procesos activos), nuestro teléfono se verá afectado más de lo debido.

Desactivo siempre la extensión de RAM. En los últimos tiempos se ha vuelto bastante común activar por defecto la extensión de RAM. He llegado a encontrarme con teléfonos que tenían 12 GB de RAM pero tenían activos otros 8. ¿Para qué necesito 20 GB de RAM?

Lo que los fabricantes no nos cuentan, como hemos detallado en Xataka, es que la extensión de memoria RAM utiliza parte de la memoria física de almacenamiento. Estas lecturas y escrituras adicionales terminan generando un desgaste extra en el dispositivo que, a largo plazo, puede ocasionar problemas. De hecho, Google misma señala que Android no está diseñado para virtualizar RAM.

Borro el contenido multimedia de manera meticulosa. Cuando he tenido teléfonos con 64 o 128 GB, he cuidado de forma meticulosa el espacio disponible. Jamás he permitido que se llene por encima del 75%. Me he encontrado con casos de dispositivos que funcionaban bastante lentos, y al revisar la memoria disponible siempre estaba por encima del 90%.

La memoria interna es la que le da vida a tu teléfono. Si está saturada, las aplicaciones, carga de multimedia y prácticamente todo, funcionará de manera más lenta. Fotografías duplicadas, videos de WhatsApp, archivos que se pueden almacenar en la nube… Solemos guardar todo en el teléfono ocupando gigabytes y gigabytes de archivos que rara vez consultamos. Llevar un control más cuidadoso del almacenamiento garantizará que la memoria trabaje de manera más fluida.

No actualizo si no es necesario. Las actualizaciones son importantes para proteger nuestra seguridad, pero, en algunos casos, pueden ser un problema. Algo que suelo evitar es actualizar a nuevas versiones del sistema operativo apenas salen. Las primeras versiones nunca suelen estar completamente pulidas, y es común que el rendimiento no se recupere hasta que pasan varios updates.

En otros casos, las actualizaciones (especialmente cuando vienen cargadas de funciones), pueden hacer que el teléfono no recupere el rendimiento que tenía con actualizaciones anteriores. En estas situaciones, siempre me informo en foros sobre el estado actual de la actualización, si los usuarios se quejan, si funciona bien o no, etc. Si considero que no conviene actualizar, no lo hago, y extremo las precauciones de seguridad al utilizar el teléfono.

Imagen | Xataka

En Xataka | ¿Android lento? Cómo hacer que tu móvil vaya más rápido

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