El 20 de noviembre de 1984, la ceremonia de inauguración de la estrella de Michael Jackson en el Paseo de la Fama de Hollywood se convirtió en un evento inolvidable, aunque no por las razones esperadas. Alrededor de veinte adolescentes y niños se desmayaron o sufrieron heridas leves, y tres personas, incluido un joven de 20 años que sufrió convulsiones, fueron hospitalizadas. La multitud, que se había congregado en el lugar, desató episodios de histerismo y avalanchas contra las vallas de protección, lo que llevó a la intervención de la policía para controlar la situación.
El fenómeno Michael Jackson en 1984
En aquel momento, Michael Jackson era la estrella del pop más grande del mundo, consolidando su estatus tras el lanzamiento de su álbum Thriller en noviembre de 1982, que había vendido 32 millones de copias a finales de 1983. Su fama no conocía límites, y en los meses previos a la ceremonia, había sido protagonista de múltiples titulares, desde su accidentado rodaje de un anuncio hasta sus apariciones en las portadas de importantes revistas. La entrega de su estrella era un reconocimiento merecido en la cúspide de su carrera.
Una multitud ansiosa y un breve encuentro
Desde las 6 de la mañana, miles de fans comenzaron a llegar al Teatro Chino, donde se celebraría la ceremonia. Se estima que unas 6,000 personas se congregaron para ver a su ídolo. Sin embargo, la aparición de Jackson fue efímera; su comparecencia no duró más de dos minutos y no pronunció palabra alguna. A pesar de la brevedad de su presencia, su llegada desató una ola de euforia entre los asistentes, que rápidamente se tornó en caos tras su partida.
El legado perdurable de una leyenda
Aquel día, la leyenda de Michael Jackson se amplificó, y aunque la ceremonia estuvo marcada por el tumulto, también fue un testimonio del impacto que tenía en su público. En los meses siguientes, Jackson continuaría cosechando éxitos, incluyendo el icónico tema We Are the World y el álbum Bad. A pesar de su fallecimiento el 25 de junio de 2009, su estrella en el Paseo de la Fama, situada entre las de Lefty Frizzell y Lupe Vélez, sigue siendo un símbolo de su inigualable legado en la música y la cultura popular.