Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del Cártel del Golfo y fundador de Los Zetas, ha sido deportado a México tras cumplir una condena en Estados Unidos. En su regreso, enfrentará un juicio por delitos de delincuencia organizada, contra la salud y lavado de dinero. Cárdenas fue entregado en la garita de Otay, en la frontera de San Diego y Tijuana, y ha sido trasladado al penal federal de máxima seguridad El Altiplano, ubicado en el Estado de México.
Consecuencias legales para Cárdenas Guillén
Según las autoridades mexicanas, el narcotraficante podría enfrentarse a una pena de hasta 703 años de prisión. Esta situación se presenta tras su extradición a Estados Unidos en 2007, donde cumplió 21 años de una condena de 25 años por múltiples cargos, incluyendo homicidio y narcotráfico. En su momento, fue considerado uno de los criminales más peligrosos por el gobierno estadounidense, con acusaciones que suman más de dos mil homicidios.
El acuerdo con la justicia estadounidense
Durante su tiempo en prisión en Estados Unidos, Cárdenas Guillén llegó a un acuerdo con las autoridades que le permitió evitar una sentencia de cadena perpetua. A cambio de proporcionar información sobre la estructura de los cárteles en México, se le impuso una pena de 25 años de prisión y una multa de 100 mil dólares, además de la confiscación de 50 millones de dólares. Este último monto representaba una fracción de las ganancias generadas por su actividad criminal en el tráfico de drogas.
El futuro incierto del exlíder del Cártel del Golfo
A pesar de su regreso a México y de los nuevos cargos que enfrenta, los detalles del acuerdo que Cárdenas Guillén firmó con la justicia estadounidense permanecen en secreto, ya que el gobierno de EE. UU. ha decidido reservar la información de manera indefinida. Este regreso marca un nuevo capítulo en la vida de uno de los narcotraficantes más notorios de la historia reciente de México, dejando en suspenso su futuro legal y personal.