El Senado de México aprobó el pasado miércoles 26 de febrero un conjunto de ocho leyes secundarias propuestas por el Ejecutivo, destinadas a revertir parcialmente la reforma energética de 2013. Con 84 votos a favor y 39 en contra, estas legislaciones buscan otorgar mayor preponderancia a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), generando un intenso debate entre los senadores sobre las implicaciones económicas y sociales de esta decisión.
Reacciones en el Senado
La bancada de Morena celebró la aprobación, exhibiendo pancartas que proclamaban el fin de 30 años de neoliberalismo, mientras que la oposición argumentó que estas leyes solo representan una continuación de las políticas del pasado. Miguel Ángel Yunes Márquez, quien votó a favor, defendió las reformas asegurando que se mantiene la participación del sector privado bajo un marco ordenado y con el interés nacional como prioridad.
Conflictos sobre el precio de la gasolina
El debate no se limitó a las leyes, ya que también se abordaron las tarifas de la gasolina en los últimos sexenios. Los senadores del PRI mostraron una lona destacando que el expresidente Peña Nieto dejó el precio del litro en 18.50 pesos, mientras que el actual presidente Andrés Manuel López Obrador lo dejó en 27.071 pesos. La senadora Laura Itzel Castillo, presidenta de la Comisión de Energía, pidió aclarar las cifras, resaltando que la situación actual no refleja una mejora para los ciudadanos.
Críticas a la reforma energética
Las críticas hacia la reforma energética de 2025 se centraron en el temor de que el control gubernamental sobre Pemex y la CFE lleve a una ineficiencia en el sector. Varios senadores, incluyendo a representantes del PAN y Movimiento Ciudadano, expresaron su preocupación por el impacto negativo que podría tener esta legislación en la inversión privada y en los precios de los energéticos. Argumentaron que priorizar a estas empresas podría resultar en costos más altos y una menor competitividad en el mercado energético.