Sheinbaum celebra acuerdos con Trump en un festival musical
La presidenta de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha convocado al “Arancel-Fest” en el Zócalo capitalino, un evento que promete combinar música y política. Esta celebración surge tras la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de pausar, por segundo mes consecutivo, los aranceles del 25% a productos mexicanos. Sheinbaum, quien se enfrenta a un clima de incertidumbre en las relaciones bilaterales, busca fortalecer su imagen y liderazgo a través de este evento.
Un cambio de estrategia tras la tensión bilateral
Originalmente, la mandataria había planeado un evento para anunciar medidas comerciales en respuesta a los aranceles, pero la reciente postergación de estas tarifas llevó a un cambio de rumbo. Según analistas, aunque el festival no resolverá la incertidumbre económica que enfrenta México, sí podría consolidar el apoyo interno hacia Sheinbaum. El politólogo Javier Rosiles Salas enfatiza que este acto está más orientado hacia la política interna que a la economía, sugiriendo que el enfrentamiento con Trump ha beneficiado su figura pública, logrando un respaldo popular superior al 60%.
Impacto económico y proyecciones sombrías
A pesar de la pausa en los aranceles, las proyecciones económicas para México no son alentadoras. Expertos advierten que, de reanudarse los aranceles, el país podría enfrentar una contracción del PIB superior al 1%. La incertidumbre generada por la amenaza de tarifas adicionales ha llevado a la suspensión de inversiones en relocalización, destacando que solo se han confirmado seis proyectos por un total de 10 mil millones de dólares, representando apenas el 6% de las inversiones comprometidas.
Relaciones bilaterales en un delicado equilibrio
El contexto de estas negociaciones se complica aún más por la situación en la frontera, donde Sheinbaum se comprometió a enviar 10 mil guardias nacionales para controlar el tráfico de drogas. Aunque los acuerdos han traído un alivio temporal, la decisión de Trump sobre los aranceles al acero y aluminio sigue siendo incierta, lo que mantiene a México en un delicado equilibrio entre la necesidad de mantener buenas relaciones con su principal socio comercial y la presión interna por proteger su economía.