El Pico de Orizaba, también conocido como Citlaltépetl, se alza como el volcán más alto de México y el tercero de América del Norte, con sus majestuosos 5,636 metros sobre el nivel del mar; ubicado en la frontera entre Puebla y Veracruz, este coloso no solo domina el paisaje, sino que mantiene en vilo a científicos por su naturaleza activa y su potencial peligro.
¿Puede el Pico de Orizaba entrar en erupción?
Aunque no erupciona constantemente, el Pico de Orizaba sigue vivo. Su última gran explosión ocurrió en 1846, y desde entonces ha disfrutado de una calma aparente. Sin embargo, los volcanes activos son impredecibles y podrían rugir en cualquier momento, incluso tras siglos de silencio. En la cima de este gigante nacen ríos vitales como el Blanco, Cotaxtla, Jamapa, Metlac, Orizaba y el poderoso Balsas, que nutren a 6 municipios de Puebla y 25 de Veracruz. Además, sus glaciares, joyas naturales únicas, están en peligro de extinción.
La amenaza del cambio climático
El doctor Hugo Delgado Granados, experto del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, advierte que el cambio climático y la actividad volcánica están acelerando esta pérdida. En la mesa de trabajo “Glaciares, cambio climático y gestión local de caudales hídricos”, organizada por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (COUS), compartió datos alarmantes sobre el futuro de estos hielos eternos. Según el doctor Delgado, el glaciar del Pico de Orizaba ha perdido un 20% de su tamaño en solo cinco años, un paso hacia su extinción inminente.
¿Está el Pico de Orizaba despertando?
Además, se ha detectado un aumento en la actividad volcánica. “Parece que el volcán quiere despertar”, afirmó, señalando que este incremento podría estar relacionado con la desaparición del glaciar. El Citlaltépetl parece estar enviando señales preocupantes, y el cambio climático podría ser el detonante, como ya ocurrió con el Popocatépetl. Desde agosto de 2024, se han registrado al menos 37 sismos volcanotectónicos, un indicio de que el gigante no está tan dormido como parece. ¿Será este el preludio de un nuevo despertar? Solo el tiempo lo dirá, pero el Pico de Orizaba sigue siendo un enigma natural que no podemos ignorar.