Giovanni Azael Figueroa, candidato a ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), se define como un comparatista que busca implementar buenas prácticas de tribunales constitucionales de diversas regiones del mundo en México. Con más de 20 años de trayectoria profesional, Figueroa se presenta como una opción sólida en las elecciones del Poder Judicial programadas para el 1 de junio. Asegura que, si es elegido, no improvisará y aportará ideas concretas y relevantes para el desarrollo del sistema judicial mexicano.
Trayectoria y formación académica de Giovanni Azael Figueroa
Nacido en Tepic, Nayarit, Azael Figueroa es doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. A lo largo de su carrera, ha combinado su labor académica con una trayectoria en el Poder Judicial, donde ha ocupado diversos cargos desde 2002, incluyendo la dirección de la Escuela Judicial de Nayarit. Su formación incluye una licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Nayarit y una maestría en Derecho Constitucional, lo que respalda su candidatura con un sólido conocimiento teórico y práctico.
Propuestas para una mejor comunicación entre los poderes
Una de las principales propuestas de Figueroa es fomentar el diálogo entre el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Según él, esta colaboración es esencial para que la Suprema Corte mantenga una comunicación efectiva con la presidenta Claudia Sheinbaum y el Congreso, lo que a su vez podría mejorar la respuesta del sistema judicial a las necesidades de la ciudadanía. “Los tres Poderes del Estado no tienen que verse como enemigos, sino colaborar en beneficio de la población”, afirma el candidato.
Compromiso con la inclusión y la justicia humanizada
Giovanni Azael Figueroa también se ha comprometido a promover la inclusión en la Suprema Corte, buscando una integración equitativa entre hombres y mujeres, así como la apertura de espacios para grupos minoritarios. Su lema, “Honestidad, corazón y justicia”, refleja su intención de “romper la burbuja” del Poder Judicial y acercar la justicia a la ciudadanía. Figueroa propone que la justicia no solo escuche, sino que también comprenda y resuelva con humanidad, estableciendo un vínculo más cercano con la población que depende de su labor.