La casa en que vivo tiene sus cimientos en 1912. A la construcción de entonces, que compramos hecha añicos y de la que rescaté las paredes, la fachada y los herrajes, la fuimos reconstruyendo poco a poco. Hemos vivido en ella treinta y siete años. Casi todos ellos regidos por la esperanza. En algún momento incluso creímos posible alcanzar un país con diversidad política, encaminado a valorar la democracia, con un horizonte que nos incluyera a todos. Sin duda al futuro de nuestros hijos y nuestros nietos. Ha pasado entre sus paredes muchas veces el ángel de la felicidad. Sin embargo, ahora la vemos con un aire de tristeza que sale de quienes la habitamos, porque su techo y sus paredes parecían indómitas e indiferentes.

Reflexiones sobre la Tristeza y la Esperanza

Las plantas recién reverdecidas y limpias tras las primeras lluvias, las ventanas amaneciendo como cuando los hijos eran chicos y en el aire había un aliento de promesas que poco a poco se convirtió en lo que seguimos llamando “la transición”. Todo en un orden aparente que tendría que habernos contentado. Además, volvieron los pájaros, y su trajín despertándonos parecía la muestra más clara de que el mundo no deserta tan fácil. Así la dejé cuando hice un breve viaje a mirar los volcanes, que también enseñaron sus crestas dejándolas limpias bajo el cielo iluminado. ¿De dónde la tristeza? Lo saben quiénes han ido haciendo el recuento de lo que hemos perdido.

El Poder Judicial y las Elecciones

Y aquí, abiertas a esos que quieran leerlas, las reflexiones de quien dirige Nexos sobre lo que ha sido el camino hacia la muerte del Poder Judicial que se consumará mañana en la pantomima de unas elecciones cuyo resultado está previsto y planeado desde que contra de toda norma el Poder Ejecutivo se hizo del control del Legislativo y planeó con cuidado y sin reparos la toma del Poder Judicial.

La Realidad de la Casa y el País

Cuando volví del viaje al que me fui empeñada en la contemplación de la naturaleza para espantar el miedo a lo que nos está pasando, sin duda el crimen organizado y el desorganizado haciendo de las suyas, basta oír a Carlos Loret de Mola contándolo todas las noches, mientras lo sentimos cerca como si conversara en nuestro sillón, sorprendiéndonos, encontré a la casa igual que la dejé: impertérrita. Como si estuviera sorda. Ha de ser que no es para tanto, me dije abriendo un libro de Norberto Bobbio que entre más pasa el tiempo y más lejos queda el año en que él murió, más sabio y certero resulta.

Las Lluvias y la Amenaza

Luego me fui a dormir con el deseo de no tener en la cabeza los doce años, ¡12! que han de quedarse los jueces que Morena ha querido volver tales. Hasta que, a medianoche, empezó a llover dentro del corredor que lleva al dormitorio, subiendo la escalera. Nos despertó esa realidad que hubimos de mermar poniendo tinajas, baldes y toallas por el suelo. Al día siguiente llamamos a nuestro vecino, un ingeniero cuya experiencia en temblores y valuaciones ya cruza fronteras. Para nuestra pesadumbre, él quedó tan estupefacto como nosotros. Han pasado varios días desde entonces y no hemos podido dar con por dónde entra el agua que baja del techo. Y las lluvias que nos habían dado alegría se han vuelto una amenaza de todas las tardes.

Una Metáfora de la Desgracia

Anoche, viendo caer las gotas amarillas sobre la madera que las recibe con cierta resignación, dejándose mojar sin hacer mucho ruido, no pude sino sentir que hay en esta irrupción de lo incomprensible una metáfora de lo que muchos estamos viendo como el fin de una esperanza que no queremos perder. Me senté en el suelo, junto a las tinajas resonando con las gotas que alcanzan a guardar, y dejé que unas lágrimas gordas y avergonzadas me mojaran la cara mezclándose con la lluvia que entraba sin más. Esto que nos está pasando, que le pasa al país que creíamos posible, es una desgracia y no hay manera de evitarla. No mañana. No en los próximos muchos años.

Esperanza para el Futuro

Me quedé con la cabeza inclinada sobre las piernas evocando a mis nietos. El más chico tendrá quince años y yo tendré ochenta y siete cuando estos jueces tengan a bien irse. Contra todo pronóstico, y no muy acompañada en este deseo por los bien amados con que comparto edad, quiero estar aquí para verlo. Quizás entonces, alguien ha de venir a reconstruir la casa. Y otros volverán a tener esperanza. Y podrán vernos volar hasta la Nebulosa de Andrómeda sin sentirse del todo abandonados.

Música y Poesía para Reflexionar

Música para hoy:

“Confutatis” https://www.youtube.com/watch?v=2VIY6OEo5ls

Poesía para hoy: De Miguel Hernández, estos versos de “Nanas de la cebolla”.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte
bata el espacio.

Enlaces de Interés

Enlaces.
https://www.nexos.com.mx/?page_id=65265
https://aguilarcamin.nexos.com.mx/a-proposito-de-manana/

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