Elegir el alimento adecuado para nuestras mascotas no es una decisión menor. En el caso de los gatos, una dieta equilibrada es esencial para mantener su salud renal, digestiva y metabólica. Sin embargo, no todos los productos del mercado ofrecen lo que aparentan. Así lo confirma un nuevo análisis de la Procuraduría Federal del Consumidor, que en 2025 identificó las peores marcas de croquetas para gatos disponibles en México.
Marcas de croquetas reprobadas por Profeco en 2025
La “Profeco” evaluó 33 marcas de alimento seco para felinos, revisando aspectos clave como el contenido real de proteína, grasa y fibra, la veracidad del etiquetado y la calidad de los ingredientes. El resultado fue contundente: varias marcas populares reprobaron por ofrecer composición nutricional deficiente y publicidad engañosa. Esta croqueta indica tener un 32% de proteína, pero los análisis revelaron que solo contiene 28.9%. Esta diferencia afecta directamente las necesidades proteicas de los gatos, que son animales carnívoros por naturaleza.
Impacto de las marcas señaladas
Su empaque muestra un “mix de 7 proteínas”, dando la impresión de una fórmula rica y variada. Sin embargo, en realidad contiene harinas animales y muy poca carne real. Esta práctica reduce el valor nutricional y puede impactar el desarrollo muscular del gato. A pesar de destacar imágenes de pollo y carne en su empaque, el producto no contiene estos ingredientes en los niveles que sugiere. En cambio, abunda en cereales y subproductos, lo cual puede contribuir a la obesidad y a problemas digestivos.
Consejos de Profeco para elegir mejor el alimento para gatos
Los gatos requieren una alimentación con alto contenido de proteína animal, grasas saludables y niveles bajos de carbohidratos. Una croqueta mal formulada puede provocar enfermedades renales, alergias, problemas de piel y obesidad. Además, el etiquetado engañoso genera una falsa sensación de seguridad en los tutores. A raíz del estudio, “Profeco” recomienda tener en cuenta estas claves al comprar alimento para gatos: leer los ingredientes, verificar el contenido de proteína, evitar productos con harinas genéricas y desconfiar de empaques con imágenes atractivas pero poca información real.