El fin de semana del 18 y 19 de junio de 1977, la banda británica Sex Pistols se vio envuelta en una serie de violentos ataques que evidenciaron la intensa controversia generada por su emblemática canción ‘God Save the Queen’. Johnny Rotten y Paul Cook, miembros del grupo, fueron agredidos en Londres por una turba de ‘patriotas’ ofendidos por el contenido de la letra, que describía a la monarquía británica como un “régimen fascista”. Este episodio marcó un hito en la historia del punk rock y la relación entre la música y la política en el Reino Unido.
El impacto de ‘God Save the Queen’
Los Sex Pistols, formados en 1975, se convirtieron en un fenómeno cultural en apenas dos años con su único álbum, ‘Never Mind the Bollocks’. La canción ‘God Save the Queen’, lanzada el 27 de mayo de 1977, coincidió con el Jubileo de Plata de la Reina Isabel II, lo que la convirtió en una provocación directa. A pesar de ser censurada por la BBC y muchas emisoras independientes, la canción tuvo un éxito rotundo, vendiendo más de 150,000 copias en solo una semana y medio.
Violencia en las calles de Londres
La violencia estalló cuando, el 18 de junio, Johnny Rotten fue atacado por un grupo armado con cuchillos en un aparcamiento del Pub Pegasus en Islington. El ataque dejó al vocalista con cortes en la cara y el brazo, lo que requirió atención médica. Al día siguiente, Paul Cook también fue agredido, esta vez por seis hombres con barras de hierro en la estación de metro de Shepherd’s Bush, resultando en heridas que necesitaron 15 puntos de sutura. Estos incidentes reflejaron el creciente odio hacia la banda y sus seguidores.
Consecuencias y el futuro de la banda
Los ataques contra los Sex Pistols marcaron un cambio significativo en su trayectoria, poniendo de manifiesto el peligro que enfrentaban. A pesar de la preocupación de su discográfica, Virgin Records, por la seguridad del grupo, se decidió no contratar guardaespaldas, ya que esto contradice la filosofía punk que la banda representaba. Los acontecimientos llevaron a Johnny Rotten a una vida más reclusa, afectando su capacidad para llevar una vida social normal y alterando la dinámica con su mánager, Malcolm McLaren. Este periodo de violencia y conflicto dejó una huella imborrable en la historia del punk y la cultura musical británica.