El asesinato del alcalde Carlos Manzo y su impacto en la guerra contra el narco en Michoacán
El reciente asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, ha reavivado el debate sobre la guerra contra el narcotráfico en México, un conflicto que se inició en Michoacán durante el mandato de Felipe Calderón. La presidenta Claudia Sheinbaum ha señalado que la violencia actual es un legado de la estrategia militarizada implementada por Calderón, quien buscó combatir a las organizaciones criminales mediante el uso del Ejército.
La historia detrás de la militarización
El 11 de diciembre de 2006, Felipe Calderón decidió militarizar la lucha contra el narcotráfico, un hecho que Carlos Manzo describió como el inicio de una “tragedia” en Michoacán. En su papel como diputado federal, Manzo afirmó que la estrategia de Calderón no solo falló en brindar seguridad a los ciudadanos, sino que también propició una complicidad con los cárteles de la droga. Esta narrativa ha cobrado relevancia nuevamente tras el asesinato del alcalde, que ha sido visto como un símbolo del fracaso de las políticas de seguridad del pasado.
Las consecuencias de la guerra contra el narco
La militarización de la lucha contra el narcotráfico trajo consigo un recrudecimiento de la violencia en Michoacán, con un aumento significativo en los enfrentamientos entre narcotraficantes, fuerzas armadas y civiles. Durante el sexenio de Calderón, se registraron más de 121,000 muertes a nivel nacional, así como miles de desaparecidos. Uno de los eventos más trágicos fue el ataque con granadas en Morelia en 2008, que dejó un saldo de ocho muertos y decenas de heridos.
Reflexiones sobre el futuro de la seguridad en México
El legado de la guerra contra el narco y la violencia que ha permeado en Michoacán ha llevado a la creación de grupos de autodefensa y a un creciente clamor por nuevas estrategias de seguridad. La presidenta Sheinbaum ha sido crítica de las políticas de Calderón, sugiriendo que es necesario buscar alternativas que no repitan los errores del pasado. La situación actual plantea importantes interrogantes sobre el futuro de la seguridad en México y la necesidad de un enfoque más humano y efectivo para combatir la violencia.
