La noche del 14 de marzo de 2025 quedó grabada en la memoria de miles de admiradores de Miguel Bosé, quienes asistieron a su esperado concierto en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México. Sin embargo, el espectáculo se vio interrumpido de manera abrupta debido a la activación de la alerta sísmica, lo que provocó un desalojo masivo del recinto.
Momento exacto de la interrupción
El concierto estaba en pleno apogeo cuando, alrededor de las 21:19 horas, las alarmas comenzaron a sonar en todo el recinto. La alerta sísmica se activó como consecuencia de un movimiento telúrico de magnitud preliminar 5.5, con epicentro localizado a 16 kilómetros al sureste de Tlaxiaco, Oaxaca. Testigos relatan que el artista se encontraba interpretando uno de sus grandes éxitos cuando se produjo el alarmante suceso.
Desalojo ordenado
Ante la situación de emergencia, el personal de seguridad del Auditorio Nacional tomó medidas inmediatas para garantizar la seguridad de los asistentes. Aproximadamente 10,000 personas fueron guiadas hacia las salidas de emergencia siguiendo los protocolos establecidos. Videos que circularon en redes sociales mostraron a la multitud abandonando el recinto de manera ordenada, a pesar del caos que la alerta sísmica generó.
Reacción de los asistentes
Los asistentes vivieron momentos de tensión y confusión, pero muchos expresaron su admiración por la rapidez y eficacia con la que se manejó la situación. A pesar del susto, la mayoría de los fans se mostraron comprensivos y solidarios, entendiendo que la seguridad era lo primordial en ese momento. La experiencia, aunque inesperada, se convirtió en un tema de conversación entre los presentes.
Impacto en el evento y futuras actuaciones
El incidente no solo afectó el concierto de Miguel Bosé, sino que también generó un debate sobre la seguridad en eventos masivos en la Ciudad de México. Este tipo de situaciones pone de manifiesto la importancia de tener protocolos de emergencia bien establecidos. A medida que se planifican futuros conciertos, tanto artistas como organizadores deberán considerar estos eventos y la seguridad de los asistentes como una prioridad indiscutible.