Una noche de trabajo se convirtió en una pesadilla para tres grupos de música regional mexicana que fueron contratados para un evento privado en Cuernavaca, Morelos. Los Cadetes de Linares, Ramón Ayala y Grupo Torrente llegaron a la residencia de Los Limoneros, sin imaginar que su actuación sería para uno de los líderes del Cártel de los Beltrán Leyva, Arturo Beltrán Leyva, conocido como ‘El Barbas’. A medida que avanzaba la noche y comenzaban a tocar, se desvanecieron las dudas sobre el verdadero anfitrión del evento.
La narcoposada de ‘El Barbas’
El 10 de diciembre de 2009, el ambiente festivo en la residencia estaba cargado de tensión. ‘El Barbas’ había solicitado a los músicos que tocaran sus canciones favoritas, mientras las figuras más influyentes del cártel se congregaban en el lugar. Sin embargo, la celebración fue interrumpida por un operativo de las Fuerzas Armadas, que habían estado siguiendo los movimientos de Beltrán Leyva, y que estaban listos para capturar a dos objetivos prioritarios.
De una noche de trabajo a una pesadilla por la corrupción
La situación se tornó caótica cuando los elementos del Ejército ingresaron al lugar. ‘Charly Torrente’, vocalista de Grupo Torrente, recordó que el ambiente festivo se transformó en un campo de batalla. Mientras Ramón Ayala seguía tocando, los sicarios del cártel intentaron repeler el ataque. En medio del caos, muchos de los presentes, incluidos los músicos, fueron arrestados y llevados a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) como testigos, sin saber que pronto serían considerados culpables.
La última posada de ‘El Barbas’
Mientras los músicos enfrentaban cargos por delitos que no cometieron, el gobierno no se quedó de brazos cruzados. Solo cinco días después del fallido operativo, la Marina asestó un golpe decisivo a ‘El Barbas’, que resultó en la desarticulación casi total de su organización. El 16 de diciembre, un intenso enfrentamiento en un nuevo refugio de Beltrán Leyva marcó el final de su reinado, dejando un rastro de violencia y desolación a su paso. Algunos relatos indican que ‘La Barbie’, su antiguo aliado, lo abandonó en un momento crítico, sellando así el destino del líder del cártel.