Impacto del nuevo impuesto a bebidas en México
La industria de bebidas en México ha expresado su preocupación ante el reciente anuncio de un incremento del 87% en el impuesto a las bebidas saborizadas y sin azúcar. Según la Asociación Mexicana de Bebidas (MexBeb), esta medida no solo afectará el bolsillo de los consumidores, sino que también tendrá repercusiones negativas para los pequeños comerciantes y la economía en general. Andrés Massieu, presidente ejecutivo de MexBeb, enfatizó que este aumento no cambiará los hábitos de consumo de los mexicanos, que seguirán optando por estas bebidas a pesar del incremento de precios.
Consecuencias económicas del aumento de impuestos
Massieu advirtió que la implementación de este alto impuesto reducirá el poder adquisitivo de los consumidores y podría llevar a los pequeños comerciantes, cuya principal fuente de ingresos son las ventas de refrescos, a enfrentar dificultades económicas. Además, la industria podría verse obligada a realizar despidos debido al impacto en la cadena de valor. La crítica se centra en que esta medida es “inequitativa” y afectará a productos alternativos, como las versiones light o sin azúcar, que también se verán gravadas.
Un enfoque recaudatorio, no de salud pública
El presidente de MexBeb cuestionó la justificación del gobierno de que este impuesto busca abordar un problema de salud pública. Según él, es un tema meramente recaudatorio, ya que no existe evidencia que demuestre que los impuestos sobre bebidas azucaradas han mejorado la salud de la población. Massieu recordó que desde 2014, estos gravámenes no han mostrado resultados positivos en la modificación de los patrones de consumo ni en la reducción de enfermedades relacionadas con el consumo de azúcar.
Recomendaciones de la OMS y la postura de la industria
En diciembre de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) instó a los países a aumentar los impuestos sobre las bebidas azucaradas como una estrategia para combatir la obesidad. Sin embargo, Massieu sostiene que la experiencia mexicana y las evaluaciones de la ONU demuestran que estos impuestos no son efectivos para cambiar los hábitos de consumo. La industria no se opone a promover alternativas más saludables, pero considera que un impuesto del 87% no es la solución adecuada para enfrentar el problema de la obesidad en México.