Aristóteles fue un filósofo, polímata y científico nacido en la ciudad de Estagira, al norte de Antigua Grecia. Es considerado, junto a Platón y Sócrates, el más grande de la filosofía griega.
Hoy fue el cumpleaños de mi abuelo y fui al panteón a dejarle unas flores. Cuando estaba ahí, me quedé pensando un rato y recordé los grandes aportes que había dado a mi vida, en específico en una de sus últimas conversaciones conmigo; cuando él ya estaba muy enfermo.
Estaba acostado, y yo acompañándolo un rato mientras llegaba mamá. Me preguntaba cómo me sentía, cómo me iba a con la novia y si estaba entusiasmado por haber entrado a la universidad, pero la pregunta brava que me aventó fue “¿eres feliz?” Yo tardé un poco en responderle y le respondí “ah, pues sí”.
—A ver, a ver, esa no fue una respuesta convincente, ¿por qué lo pensaste? –me preguntó él.
—Hay cosas que me preocupan abuelo, y a veces me molestan, no sé si soy lo suficientemente bueno para mi novia, a mis padres no les gustó la carrera que elegí y eso me provoca no querer contestarles sobre mis días en la escuela; el otro día preferí irme caminando hasta el sur por material con tal de no pedirle a mi madre que me llevara, ni tampoco a mis amigos, porque no quiero verme débil, o que sientan que los necesito, yo puedo hacerlo solo.
—Me recuerdas a mí, y también me recuerdas a tu madre de joven, y te voy a decir lo mismo que le dije a ella: Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, no resulta tan sencillo.
Trataba de digerir las palabras del abuelo. Se dio cuenta, soltó una risa y continuó:
—¿Qué carrera vas a estudiar que no la ve con buenos ojos tu madre?
—Literatura, quiero escribir poesía.
—Muy bien, entonces dile a tu madre que la historia cuenta lo que sucedió, la poesía lo que debió suceder. La vas a dejar pensando, como yo te dejé pensando a ti. Debes hacer que apoye tu idea, que empatice contigo, y si ella o alguien más te quiere ayudar, carajo, pues tú déjate.
El hombre solitario al final se convierte en un dios o en una bestia, no hay de otra. Además, tus padres están haciendo un esfuerzo que tú también debes hacer, que hace que al final valoremos mejor nuestras cosas y nos permitan morir con orgullo.
¿Y qué hay de mis amigos? ¿Son necesarios? –Le pregunté.
—Por supuesto –contestó, —Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud. La amistad hay que trabajarla, no solamente hay que sentir cariño. Y un verdadero amigo es un alma en dos cuerpos. Es decir, no importa que tú y él o ella sean diferentes en cuanto a ideologías, el sentimiento siempre prevalecerá y será mutuo, porque ambos aprenderán uno del otro sin soltar su misma raíz.
—Eres todo un filósofo, abuelo, tal vez debería de estudiar filosofía.
—No te lo recomiendo, al final la filosofía enferma al hombre.
—¿Tú tuviste una amistad como la que planteas?
Oh, que si la tuve. Con decirte que mi mejor amigo se sentía un súper hombre: decía que dios estaba muerto. Ay, Federico y su grupito con el que se juntaba. Pídele a tu mamá que busque mi diario, ella lo debe de tener, tal vez encuentres cosas interesantes ahí.
Hoy después de hablar con mi abuelo en su tumba, regresando a mi casa me dispondré a pedirle ese dichoso diario a mi madre.
SM