Oficialmente Trump dejó de ser el presidente de los Estados Unidos, y en el recuento de los daños es necesario analizar uno de los últimos sucesos de su administración tras el asalto al Capitolio: la suspensión de todas sus cuentas de redes sociales, empezando por la que más utilizaba, Twitter. y, aunque suene como una afirmación algo exagerada, demostró que existe un quinto poder.
Durante mucho tiempo le hemos otorgado el título del cuarto poder a los medios de comunicación, que construyen cada uno su realidad de los diferentes sucesos en e mundo. Para los medios no se trata de cuál es la verdad, sino de quién lo dijo primero y cómo lo dijo.
Cuando nació internet, se concebía románticamente como un espacio para la libertad. Nadie controlaba su contenido, se soñaba con una autorregulación.
Desafortunadamente no fue así, ahora las redes sociales son grandes corporaciones privadas que ofrecen atractivos servicios en la red para el usuario a cambio de su información. La capacidad de llegar a todo el planeta es una de sus principales bondades. Tienes a solo unos clicks de distancia la posibilidad de leer a cualquier persona y a cualquier figura pública. Y se han vuelto tan grandes que fueron capaces de silenciar al que era el hombre más poderoso del mundo.
Y es que, las televisoras gringas ya habían cortado en vivo antes un discurso del ahora expresidente, cuando iniciaron sus declaraciones sobre el supuesto fraude en las elecciones que perdió. Pero los medios tienen siempre clara una línea editorial y, aunque no aceptaran como verdaderas las declaraciones de Donald, siguieron informando sobre ellas sin perder su postura.
Pero y las redes, ¿qué agenda tienen? Albergan en sus espacios a gente de izquierda y de derecha, a medios de comunicación, empresas de todo tipo, empresarios, políticos y a mucha gente como tú o como yo. Sin darnos cuenta, les hemos otorgado el derecho de decidir sobre el alcance que tienen unas voces u otras.
Entonces, ¿hicieron bien Twitter, Facebook y demás en suspender definitivamente las cuentas de Trump? Tal vez sí. Pero que haya sido lo correcto no significa que no sea peligroso. No existe un juez entre los usuarios y las redes.
Después de demostrar su poder, los gobiernos estarán hambrientos por regular a estas empresas bajo sus leyes, no se pueden permitir que exista una fuerza por encima de ellos. Y en esa disputa, a los usuarios, a los ciudadanos de a pie, solo nos quedará observar quién conservará ese poder y ante quién nos tendremos que cuadrar a la hora de expresarnos en la red. Porque si eso lograron con un presidente, ¿qué nos espera a nosotros?
JM