Foto: Difusor Ibero

Ardua ha sido la controversia sobre el estreno simultáneo de películas en salas de cine y plataformas de streaming. Actores, realizadores, distribuidores y el mismo público han generado debate sobre el gran impacto de la actualización y la forma de ver el séptimo arte. ¿Mejor o peor? Eso está por definirse.

Recientemente se ha anunciado el cambio de compañía del aclamado director, Christopher Nolan, quien después de 20 largos años casado con la productora Warner Brothers, decidió buscar nueva casa debido a las acciones tomadas sin previo aviso por WB, compañía que decidió estrenar todas sus películas en cines y al mismo tiempo ir añadiéndolas a su catálogo de la entonces nueva plataforma HBO Max, sin costo
adicional o pago alguno fuera de la mensualidad. Este giro en la manera de ver los filmes prontamente fue replicado por otras marcas, y a su vez molestó a más de un realizador, entre los que rápidamente se pronunciaron fueron Denis Villeneuve (“Dune”), Patty Jenkins (“Wonder Woman”), Pedro Almodóvar (“Dolor y Gloria”), Steven Spielberg (“Jurassic Park”), Iñárritu y el mismo Nolan.

Este movimiento como alternativa ante el encierro por el Covid-19 aceleró el proceso de adaptación de la industria y, sumado a la pandemia, la visualización en línea (que también implica mayor acceso en piratería) afectó rotundamente el estreno de “Tenet”, la última película de Nolan. Después de casi dos décadas de
estrenos exitosos, aclamados por la crítica y el público, se presentó el descontento que marcaría el fin de la relación: los directores de las películas involucradas creían trabajar “con el mejor estudio cinematográfico y despertaron para saber que ahora trabajaban para el peor servicio de streaming”, esto en palabras del director de “Memento”.

Ahora después de que varios estudios se interesaran por tener a Christopher Nolan entre sus filas, el ganador, ante productoras como Sony, MGM y Netflix, fue Universal Pictures, compañía dispuesta a desembolsar cantidades exorbitantes para sus producciones y a seguir todas las exigentes demandas del cineasta.

Otra controversia reciente fue la demanda de Scarlett Johansson a Disney al incumplir con cláusulas en el contrato de la película de Black Widow, ya que este no tenía contemplado estrenar la película en Disney+, acción que de nueva cuenta afectó su desempeño en la taquilla y las ganancias de la actriz.

Las plataformas ven en esto un gran mercado que hasta hace poco era explotado principalmente por Netflix. Aunque no genera las mismas ganancias una renta mensual de una app que te ofrece una gran cantidad de contenidos, que la taquilla de un Blockbuster, esto permite tener una ganancia mayor en bruto a las empresas, al no requerir de intermediarios para su distribución y proyección.

En contraste muchos cineastas defienden la llamada “experiencia cinematográfica”, que es la tradicional visita a salas de cine (cabe mencionar su constante actualización para ofrecer nuevas experiencias), toda la experiencia que involucra mirar una gigantesca pantalla en un espacio adecuado para la apreciación de
películas. Hay algunos que apoyan las posibilidades que brinda el streaming, tales como Martin Scorsese (“The Irishman”), David Fincher (“Mank”) y Spike Lee (“Da 5 Bloods”), considerando a este una revolución aún mayor a la del sonido, ya que dan más posibilidades, mayor libertad creativa, y más difusión de la que se recibiría entre estrenos taquilleros en los cines.

Es cierto que muchos directores conciben sus películas para pantallas grandes, como toda la filmografía de Nolan, que tiene detalles sublimes que no se podrían ver igual en casa por muy grande que fuese la pantalla en tu sala. Esto viene a debatir qué nos conviene como público.

El gusto se rompe en géneros, al tener que quedarse en casa obligados a pensar en qué invertir el tiempo, las personas se han visto saturadas de contenido en esta competencia por ver quién tiene más y mejores producciones originales, creando un enorme gasto al querer estar en el tema del momento pagando numerosas mensualidades. Aquí es donde podría aplicar el “menos es más”, una visita al cine viene equivaliendo a una renta de alguna plataforma. Desde la “comodidad” del hogar se puede tener tantas elecciones como distracciones, en las salas todo es tan aislado como condicionado.

Al final la palabra la tiene la sociedad que es la que consume cualquiera de estos formatos, es la que tiene el veredicto y la que debe valorar las ventajas y desventajas que trae consigo.

SF

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