Brittney Griner, la estrella de la WNBA, cumplió una sentencia de nueve meses por posesión de cannabis en un penal ruso hace casi dos años. Durante su tiempo tras las rejas, Griner experimentó sufrimiento y deshumanización, como cuando la trataron como un perro al encadenarla o cuando la obligaron a desnudarse para ser fotografiada. En sus momentos más oscuros, llegó a contemplar el suicidio. Ahora, está lista para lanzar un libro contando su experiencia, “Coming Home”, el martes.

La odisea de Brittney Griner en prisión

Griner, de 33 años, viajó a Rusia en febrero de 2022 para jugar al baloncesto con la esperanza de ganar más de $1 millón. Sin embargo, en Moscú, las autoridades aduaneras encontraron un cartucho de aceite de cannabis recetado en su bolsillo trasero. En Rusia, esto era ilegal. “Oh, esto va a ser malo”, pensó. Luego, las autoridades encontraron otro cartucho.

Un error que cambió su vida

En una entrevista con ABC, Griner describió empacar los cartuchos como un error “distraído” mientras se apresuraba a salir de su casa. Según el New York Times, la obligaron a firmar documentos en ruso y la acusaron de contrabando de una “cantidad significativa” de marihuana — 0.7 gramos según sus medidas — en Rusia. Enfrentó 10 años de prisión y una multa equivalente a $15,000. Su situación se complicó cuando Rusia invadió Ucrania, convirtiendo su encarcelamiento en un punto de tensión internacional.

Condiciones inhumanas en la prisión

Griner decidió cortarse las rastas para evitar contraer neumonía debido a las frías condiciones de la prisión y la falta de secadores de pelo después de las duchas. Fue colocada en una habitación con otras 20 mujeres y tuvo que compartir un baño con 50. Mientras estaba en prisión, se encargaba de coser uniformes militares rusos durante 12 a 15 horas al día. La comida que consumía estaba en mal estado y rara vez recibía noticias de su esposa, Cherelle, o de su familia.

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