El pasado sábado en Madrid se vivió un contraste entre dos mundos: por un lado, la ciudad colorida, reivindicativa y bulliciosa que agitaba los abanicos arcoíris; por otro, la elegante y sofisticada, con perfume caro y traje de fiesta, que se congregó en el Santiago Bernabéu para disfrutar del concierto de Luis Miguel. El cantante mexicano, a sus 54 años, sigue siendo un referente de distinción y respeto, con una presencia impecable que enamora a su audiencia.

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