La icónica Chavela Vargas, con su voz “aguardientosa” y llena de sentimiento, conquistó el corazón del público latinoamericano, especialmente en México. A pesar de no haber nacido en este país, fue aquí donde encontró libertad a los 17 años y forjó una carrera musical que duró más de seis décadas. Originaria de Costa Rica, Chavela tuvo una infancia difícil y desempeñó varios trabajos para sobrevivir mientras seguía su pasión por la música.

Su amistad con José Alfredo Jiménez

La relación entre Chavela Vargas y José Alfredo Jiménez comenzó cuando el famoso compositor quedó impresionado por su estilo único de interpretar y se convirtió en su mentor y amigo. Juntos compartieron momentos de bohemia en el Salón Tenampa de Garibaldi, donde disfrutaban de la música y la vida. La amistad entre ambos llegó a su punto más alto cuando José Alfredo organizó una última borrachera de tres días en honor a Chavela.

Su resurrección

Después de años de ausencia debido a su adicción al alcohol, Chavela Vargas fue rescatada por el español Manuel Arroyo a principios de los noventa. Gracias a figuras como Pedro Almodóvar y Joaquín Sabina, su carrera resurgió y se convirtió en un icono de la música. Sabina la inmortalizó en su canción “El boulevard de los sueños rotos”, en la que menciona a Chavela y a José Alfredo Jiménez.

Se codea con los grandes

Ganadora del Grammy Latino por la Excelencia Musical en 2007, Chavela Vargas mantuvo una estrecha relación con destacadas figuras del arte y la cultura, como Carlos Monsiváis, Pablo Neruda, Picasso, Agustín Lara, Gabriel García Márquez, Diego Rivera y Frida Kahlo. Su vínculo con Frida Kahlo incluso incluyó intercambios de cartas donde expresaban sus sentimientos mutuos, demostrando la influencia que tuvo en la cultura mexicana.

Chavela, una mexicana hasta el final

A pesar de no haber nacido en México, Chavela Vargas consideraba a este país como su hogar. Aquí vivió sus últimos años y fue donde falleció en 2012, seis años después de retirarse de los escenarios. Sus cenizas fueron esparcidas en el cerro de Chalchitépetl, Morelos, cumpliendo así su último deseo y dejando un legado imborrable en la historia de la música mexicana.

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