El oro protagoniza una exposición monográfica en el museo de Brooklyn, en Nueva York, donde se muestra cómo el uso de este metal precioso ha ido cambiando a lo largo de los años, pasando de ser un símbolo religioso a un reflejo del éxito, en crudo contraste con las penosas condiciones que enfrentan los mineros que lo extraen.
El oro en las tumbas y en las pasarelas de moda
Las piezas históricas que expone el museo proceden de distintas épocas, civilizaciones y regiones como Colombia, Panamá, Perú, o Egipto.
Así, destaca la tapa de un ataúd con forma humana de la Dinastía XXII de Egipto (entre los años 945 y 740 antes de Cristo) en la que se utiliza el color dorado para imitar al oro y relacionar así al difunto con el ciclo solar y el dios del Sol, Ra.
Las joyas también acaparan gran parte de la exposición, con pendientes, diademas y colgantes bañados en oro que datan de finales del siglo IV y proceden de la zona del mediterráneo este, collares de la provincia de Chiriquí, Panamá y pendientes de forma convexa de Quimbaya Colombia de los años 500 y 700 antes de Cristo.
La antigüedad de estos objetos contrasta con las prendas y accesorios de alta costura que son, sin duda, los grandes protagonistas de la exposición.
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Algunas de estas piezas son el ‘Poison Dress’, de la firma de lujo The Blonds, que llevó Rihanna en la fiesta de lanzamiento de su álbum ‘Rated R’ o un tocado de oro y cristal de la misma marca que lució la cantante y actriz Janelle Monáe en la portada de junio de 2023 de la e Rolling Stone, inspirado en las pelucas doradas de Cleopatra.
La moda de alta costura invade toda una sala de la exposición, que bajo el título ‘Fashioning Gold’ muestra cómo diseñadores de todo el mundo han moldeado este metal o han tratado de imitarlo para elaborar lujosas prendas de ropa.
En esta sección se incluyen piezas de reconocidos modistos como un vestido de novia de seda de marfil con tonos dorados de Yves Saint Laurent o una chaqueta estilo bolero también hecha con seda de marfil y con lentejuelas del español Balenciaga.
Ostentación frente a explotación
La ostentación que marca las prendas y los accesorios de lujo de la exposición contrasta directamente con la explotación y la precariedad de los mineros que la extraen y el proceso de colonización de las grandes potencias a otros países -especialmente de África- con el fin de extraer este metal.
“Queríamos estar seguros y hablar de todas las realidades del oro”, subrayó Jacoboski al respecto, incidiendo además en la presencia de este metal que se usa para hacer celulares y otros aparatos electrónicos en nuestro día a día.
De este modo, el museo dedica la sección ‘The enduring cost of gold’ (El coste duradero del oro) a reflexionar sobre lo que implica la extracción del oro, criticando las “duras y peligrosas” condiciones de los mineros y el impacto climático que suponen las operaciones para obtener este metal.
En esta sala ya no hay lujosas piezas llenas de oro, sino obras que muestran las duras condiciones laborales de los mineros, como un documental de Thomas Edison sobre la extracción de oro y diamantes en Sudáfrica o una fotografía de Eugene Smith que retrata a tres generaciones de mineros galeses manchados de polvo de carbón.