El 11 de enero de 1992, Paul Simon se convirtió en el primer artista internacional en ofrecer un concierto en Johannesburgo, Sudáfrica, tras el levantamiento del boicot cultural impuesto por las Naciones Unidas. Aunque el evento atrajo a más de 40,000 personas, la mayoría de los asistentes eran jóvenes blancos, ya que la población negra, en su mayoría, no podía permitirse el precio de la entrada o carecía de transporte para llegar al estadio. Mientras Simon cantaba, grupos de sudafricanos negros protestaban en las cercanías, sosteniendo pancartas con mensajes como “Yankee go home”, lo que evidenció la tensión que aún persistía en el país.
El contexto del apartheid en Sudáfrica
Durante más de cuatro décadas, entre 1948 y principios de los 90, Sudáfrica vivió bajo el régimen del apartheid, un sistema de discriminación racial que otorgaba privilegios a la minoría blanca y marginaba a la mayoría negra. Este régimen prohibía a la población negra votar, vivir en áreas urbanas y utilizar los mismos servicios que los blancos. En respuesta a esta injusticia, muchos países, incluyendo las Naciones Unidas, promovieron un boicot cultural para presionar por el fin de este sistema opresor. En diciembre de 1991, la ONU levantó su boicot, permitiendo que artistas internacionales regresaran al país.
El controvertido regreso de Paul Simon
El regreso de Paul Simon a Sudáfrica no fue bien recibido por todos. En 1985, el músico había desafiado el boicot cultural al grabar su aclamado álbum ‘Graceland’ en secreto con músicos locales, lo que le valió ser declarado ‘persona non grata’ por la ONU. En su regreso en 1992, Simon pretendía simbolizar el fin de una era de aislamiento cultural, pero su presencia fue vista como una provocación por aquellos que creían que el boicot debía continuar hasta que se estableciera un gobierno de mayoría negra. La llegada de Simon estuvo marcada por protestas y un ambiente de tensión, con vehículos policiales y helicópteros sobrevolando el área del concierto.
Las críticas y el legado de Simon en Sudáfrica
A pesar de las críticas que recibió, Paul Simon defendió su decisión de actuar en Sudáfrica, argumentando que su intención era dar visibilidad a los músicos negros del país y promover su música a un público más amplio. Sin embargo, muchos sudafricanos negros se sintieron excluidos del evento, que presentaba una rica variedad de música tradicional, mientras ellos protestaban en las afueras. Simon reconoció que las condiciones en Sudáfrica aún no eran perfectas y que quedaba mucho por luchar. Finalmente, dos años después de su concierto, el apartheid llegaría a su fin, marcando un nuevo capítulo en la historia del país.