El 4 de abril de 1968, el mundo fue testigo de uno de los magnicidios más impactantes del siglo XX: el asesinato de Martin Luther King Jr., un líder emblemático en la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos. Este trágico evento, que tuvo lugar en el balcón del Motel Lorraine en Memphis, Tennessee, desató una ola de indignación y disturbios en más de 100 ciudades de Estados Unidos. Sin embargo, en Boston, la situación tomó un giro inesperado gracias a la intervención de una figura icónica de la música: James Brown.
La decisión crucial del alcalde de Boston
El 5 de abril, un día después del asesinato de King, Boston se encontraba al borde del estallido social. La comunidad negra de la ciudad, que consideraba a Martin Luther King como un honorable bostoniano, estaba lista para manifestar su dolor y frustración. En medio de esta tensión, el alcalde Kevin White y el consejero Tom Atkins enfrentaron un dilema: James Brown tenía programado un concierto en el Boston Garden. Aunque inicialmente se pensó en cancelar el evento, Atkins convenció a White de seguir adelante, sugiriendo que la transmisión en vivo del concierto por televisión podría mantener a la gente en casa y evitar disturbios.
El concierto que calmó a una ciudad
El espectáculo comenzó a las 9:00 pm y duró cerca de dos horas, durante las cuales James Brown interpretó algunos de sus mayores éxitos. A medida que avanzaba el concierto, se hizo evidente que la estrategia estaba funcionando: las calles de Boston permanecían en calma, y la mayoría de los residentes optaron por quedarse en casa y disfrutar del espectáculo en lugar de salir a protestar. La conexión entre Brown y su audiencia se hizo palpable, y su mensaje de paz resonó profundamente en un momento de gran agitación.
Un legado de paz en tiempos de crisis
Al finalizar la actuación, la ciudad de Boston había logrado evitar los disturbios que asolaron a más de 110 ciudades en el país, donde se reportaron más de 20 muertes y miles de heridos. La presencia de James Brown en la ciudad se convirtió en un símbolo de esperanza y unidad en medio de la tragedia. Su concierto del 5 de abril de 1968 no solo pasó a la historia por su importancia cultural, sino que también inspiró un documental titulado ‘La noche que James Brown salvó Boston’, que retrata la trascendencia de ese evento en un momento crítico de la historia estadounidense.