Abel Revilla Ochoa: La historia de un crimen brutal y su condena a muerte
El 6 de febrero de 2020, Abel Revilla Ochoa fue ejecutado en Texas tras ser declarado culpable del asesinato de su esposa, sus dos hijas, su suegro y su cuñada. Este caso, que atrajo la atención internacional, marcó la última ejecución de un mexicano condenado a muerte en Estados Unidos. Revilla Ochoa había pasado 17 años en el corredor de la muerte, y su historia es un trágico recordatorio de los efectos devastadores de las adicciones y la violencia familiar.
Un crimen desgarrador en Dallas
La noche del 4 de agosto de 2002, en su hogar en Dallas, Texas, Revilla Ochoa disparó y asesinó a cinco miembros de su familia, incluyendo a su esposa Cecilia y sus hijas, Crystal y Anahi, de 7 años y 9 meses, respectivamente. Además, hirió gravemente a su cuñada Alma, quien logró escapar y alertar a las autoridades. El ataque se produjo tras un episodio de consumo de crack, que lo había llevado a una espiral de violencia y desesperación.
El juicio y la condena
En 2003, Revilla Ochoa fue condenado a muerte. Su defensa argumentó que los asesinatos fueron el resultado de un “delirio inducido por la cocaína”, pero el jurado consideró que la gravedad de los crímenes justificaba la pena capital. A pesar de los esfuerzos del Consulado de México en Houston para solicitar clemencia, la ejecución se llevó a cabo, generando diversas reacciones en el ámbito de los derechos humanos en México.
Reacciones y controversias sobre la pena de muerte
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de México expresó su rechazo absoluto a la aplicación de la pena de muerte, subrayando que esta práctica está prohibida en el país y que México está adherido a tratados internacionales que buscan su abolición. A las 18:48 horas del 6 de febrero de 2020, Revilla Ochoa fue declarado muerto tras recibir una dosis letal de pentobarbital, cerrando así un capítulo oscuro en la historia de la justicia estadounidense.