El 18 de mayo de 1980, el mundo del rock se vio sacudido por la trágica muerte de Ian Curtis, el carismático vocalista de Joy Division, quien fue encontrado ahorcado en su hogar a la joven edad de 23 años. Su suicidio, aunque no lo catapultó a la categoría de gran estrella del rock, dejó una huella indeleble en la música y en sus seguidores. Curtis, que había contraído matrimonio a los 19 años y era padre de una niña, es recordado no solo por su talento musical, sino también por su representación del sufrimiento y la lucha interna que caracterizaban al movimiento post punk, conocido en España como after punk, que atrajo a miles de fans.
El surgimiento del post punk y Joy Division
El post punk emergió como una evolución del punk, manteniendo su espíritu rebelde pero con un enfoque más sombrío. Ian Curtis, con su estilo único y letras que reflejaban una profunda angustia, se convirtió en la voz de una generación. En 1976, conoció a Bernard Sumner y Peter Hook en un concierto de los Sex Pistols, lo que llevó a la formación de Warsaw, que más tarde se renombraría como Joy Division. Junto al batería Stephen Morris, la banda comenzó a forjar su camino en la escena musical de Mánchester.
El legado de “Unknown Pleasures”
Joy Division lanzó su primer álbum, Unknown Pleasures, en junio de 1979 bajo el sello Factory Records. Aunque no fue un éxito comercial inmediato, su sonido oscuro y letras inquietantes resonaron profundamente con los amantes de la música. Temas como “Disorder” y “She’s Lost Control” se convirtieron en himnos del post punk, estableciendo a Joy Division como pioneros del género. La intensidad de las presentaciones en vivo de Curtis, con su danza espasmódica que reflejaba sus propias batallas con la epilepsia, cautivó a los públicos, aunque él mismo luchaba con la presión que esto conllevaba.
La trágica despedida y el impacto posterior
La vida de Ian Curtis culminó trágicamente dos días antes de que Joy Division iniciara su primera gira por Estados Unidos, justo cuando estaban a punto de lanzar su emblemático sencillo “Love Will Tear Us Apart”. La combinación de su depresión, problemas sentimentales y el agobio de la fama lo llevaron a tomar la drástica decisión de acabar con su vida. Tras su muerte, la banda alcanzó un éxito sin precedentes, vendiendo 1,2 millones de copias de “Love Will Tear Us Apart” en el Reino Unido. Su legado continuó con el álbum póstumo Closer y la posterior formación de New Order, que redefinió el sonido de la música electrónica. La historia de Curtis también fue inmortalizada en la película Control, que exploró su vida y su trágico final, asegurando que su memoria y su influencia perduren en el tiempo.