Monterrey.- La influencer Alana Flores se ha convertido en el foco de atención tras ser víctima de un ataque digital conocido como “Deepfake”. Este tipo de manipulación utiliza inteligencia artificial para crear y difundir imágenes “sexuales” falsas, lo que ha afectado gravemente su imagen y carrera profesional.
¿Quién es Alana Flores?
Alana Scarlett Flores es una influencer y streamer de 23 años originaria de Monterrey, Nuevo León. Su popularidad en redes sociales, especialmente en Instagram y Twitch, ha crecido exponencialmente desde 2020, gracias a su contenido relacionado con el fitness, el fútbol y los videojuegos. Además, ha participado en eventos destacados como ‘La Velada del Año’, un torneo de boxeo entre influencers.
Actualmente, Alana es la presidenta de Raniza FC en la Kings League y su relación con el futbolista del Club América, Sebastián Cáceres, ha aumentado su notoriedad, acumulando más de un millón y medio de seguidores en Instagram y más de 538 mil suscriptores en Twitch, consolidándola como una de las principales streamers en México.
El ataque de Deepfake que sufrió Alana
Recientemente, una imagen manipulada digitalmente que supuestamente mostraba a Alana en un momento íntimo comenzó a circular en redes sociales. Ante la controversia generada, Alana desmintió la autenticidad de la imagen y anunció su intención de tomar acciones legales. “No es real. Y si voy a buscar demandar”, afirmó en su cuenta de X.
El presunto responsable del ataque ha sido identificado como un usuario de la plataforma, aunque Alana ha indicado que tiene poca información para proceder legalmente. Sin embargo, ha reafirmado que llevará el caso a los tribunales para buscar justicia.
¿Qué es el Deepfake y por qué es peligroso?
El término Deepfake se refiere a un tipo de ataque digital en el que se manipula contenido mediante inteligencia artificial, permitiendo reemplazar rostros, voces o movimientos en fotos, vídeos o audios, y haciéndolos parecer reales. La combinación de “deep learning” (aprendizaje profundo) y “fake” (falso) da origen a esta técnica, que ha sido utilizada tanto de manera creativa como malintencionada.
Aunque los deepfakes no siempre tienen un uso negativo, se vuelven peligrosos cuando son utilizados para desinformar, extorsionar o difundir pornografía de venganza. Un estudio de 2019 reveló que el 96% de los deepfakes detectados eran de contenido pornográfico, afectando principalmente a mujeres y planteando serios riesgos en la sociedad.