Ser camionero en México es una labor que no solo implica un esfuerzo físico considerable, sino que también conlleva un riesgo constante para la vida de quienes se dedican a esta profesión. Entre las rutas peligrosas marcadas por asaltos, los bajos salarios y las precarias condiciones laborales, los transportistas enfrentan una presión abrumadora. Como lo indica un chofer entrevistado, “vengo con Jesús en la boca”, reflejando el temor que se ha vuelto parte del día a día en este oficio.
Salarios insuficientes: ¿Cuánto gana un camionero en México?
La situación económica de los conductores de carga pesada es alarmante. Muchos de ellos no alcanzan a ganar ni 12 mil pesos al mes, una cifra que contrasta drásticamente con los salarios de sus homólogos en Estados Unidos, donde los traileros perciben entre 50 mil y 100 mil pesos mensuales. En México, el promedio es de aproximadamente 11 mil pesos, y en el mejor de los casos, los conductores mejor remunerados logran hasta 27 mil pesos al mes. Esta disparidad salarial, unida a largas jornadas de trabajo y la falta de seguros adecuados, ha generado una crisis de reclutamiento en el sector, con más de 70 mil choferes faltantes en el país.
Asaltos en carreteras: un riesgo cotidiano
Los asaltos a camioneros se han convertido en una realidad ineludible. En 2024, se registraron más de 24 mil robos de carga, lo que equivale a un intento de robo cada 50 minutos. Las bandas delictivas operan con una combinación de violencia y planificación, y los productos más robados incluyen electrónicos, ropa de marca y alimentos. A pesar de que los camiones suelen estar equipados con sistemas de rastreo, los delincuentes utilizan inhibidores de señal para eludir la seguridad. Este clima de inseguridad ha llevado a muchos choferes a optar por viajar durante el día, aunque a menudo no tienen otra opción.
La desconfianza y el estigma tras un asalto
Una de las situaciones más frustrantes que enfrentan los camioneros es la desconfianza que surge tras ser víctimas de un robo. En lugar de recibir apoyo, muchos son tratados como si estuvieran coludidos con los ladrones. Esto crea un ambiente hostil y tenso, donde los choferes sienten que deben cargar con la culpa de un crimen que no cometieron. La burocracia y la impunidad en el sistema judicial han llevado a que muchos prefieran no denunciar los robos, asumiendo la pérdida como parte de su trabajo. A pesar de los riesgos y la falta de recompensas, estos valientes transportistas continúan su labor, impulsados por la necesidad de mantener a sus familias y la falta de opciones laborales más seguras.