En los últimos meses, un peculiar grito ha resonado en los conciertos pop de España: “¡Y reina y reina, y guapa y guapa!“. Este cántico, que ha cobrado vida en las actuaciones de divas internacionales como Dua Lipa y Kylie Minogue, combina el piropo con un aire de misterio, y tiene sus raíces en la tradición religiosa del sur de España. Este fenómeno cultural, que ha cruzado generaciones, ahora se convierte en un símbolo de devoción y emoción en los escenarios de las nuevas diosas del pop.
El origen del cántico está en el sur
El grito “¡Y reina y reina, y guapa y guapa!” proviene de la devoción andaluza, especialmente de los vítores que los fieles lanzan durante las procesiones de Semana Santa. Aunque su forma actual es una evolución creativa, probablemente nació de un fervoroso “¡y guapa y guapa!” que creció con la emoción del momento. Su uso se remonta a antes de la era digital, con uno de los primeros registros virales en un vídeo de la Virgen de Almatosa subido a YouTube entre 2006 y 2007, donde un devoto exalta a la Virgen con gritos apasionados, dejando a muchos en la duda sobre si se trataba de una parodia o pura fe.
Desde no entender hasta romper a bailar: reacciones virales
Las redes sociales han revitalizado este grito, convirtiéndolo en un fenómeno viral. En 2017, un vídeo de un joven llorando de emoción mientras vitoreaba a la Virgen de la Asunción en Cantillana se hizo viral. En 2023, una chica en Sevilla repitió el cántico desde su balcón, consolidando la tradición como parte del imaginario cultural del sur. Artistas como Billie Eilish y Dua Lipa han reaccionado con sorpresa y ternura al escuchar al público corear el grito, que ha pasado de ser un canto devocional a un símbolo de la entrega del público a sus ídolos femeninos del pop.
El Benidorm Fest también lo gritó
Un momento memorable vinculado a este cántico ocurrió durante la actuación de Sonia y Selena en el Benidorm Fest, donde su canción REINAS incorporó un sample de este grito. Durante el puente de la canción, el público se unió en un coro de “¡Y reina y reina, y guapa y guapa!“, creando un instante que quedará grabado en la historia de la televisión. Este fenómeno, que algunos consideran “apropiación cultural” y otros como un ritual moderno, refleja la necesidad de la música de tener sus diosas y de las masas encontrar formas de adorarlas.