Menos sismos en 2025, pero la precaución sigue siendo clave
En los primeros ocho meses de 2025, México ha experimentado más de 21,000 sismos, una cifra significativamente menor en comparación con los 33,418 temblores registrados durante todo el 2024, según el Servicio Sismológico Nacional (SSN). A pesar de esta disminución, el investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, Carlos Valdés González, advierte que la población debe mantenerse alerta y preparada, recordando que la prevención y la protección civil son fundamentales ante estos fenómenos naturales.
Un repaso a los sismos más significativos en la historia de México
En el contexto del 40 aniversario del devastador sismo del 19 de septiembre de 1985, que tuvo una magnitud de 8.1, Valdés González destacó que este evento dejó una profunda huella en la memoria colectiva del país. Sin embargo, México ha registrado otros sismos de gran magnitud, como el de 1787, que alcanzó los 8.6 y se localizó en la costa de Oaxaca. También se mencionan dos sismos de 8.2, uno en 1932 en las costas de Jalisco y Colima, y otro en 2017 en el Golfo de Tehuantepec, que, a pesar de su fuerza, causaron pocos problemas en la Ciudad de México debido a su profundidad.
La importancia de la preparación ante sismos
La historia sísmica de México subraya la necesidad de estar preparados. Valdés González recordó eventos como el sismo de El Ángel en 1957 y el de 2017, que resaltan la vulnerabilidad del país ante estos desastres. Para mitigar el impacto de futuros sismos, es crucial que la población participe en simulacros y esté informada sobre las medidas de seguridad adecuadas. Estos esfuerzos pueden marcar la diferencia en la protección de vidas y bienes ante un eventual evento sísmico.
El futuro y la amenaza de un gran sismo
En cuanto a la posibilidad de un gran sismo en el futuro, el científico mencionó la brecha de Guerrero, que no ha registrado un movimiento significativo en más de un siglo. Un sismo de magnitud 8 en esta zona podría tener un efecto considerable en la Ciudad de México, siendo más cercano y con una duración mayor que el sismo de 1985. Esto implica que los esfuerzos de construcción y planificación urbana deben enfocarse en la resistencia sísmica para enfrentar estos desafíos.