La mañana de este día se confirmó la muerte de Abraham Quintanilla, padre de Selena Quintanilla y de A.B. Quintanilla, una noticia que conmocionó a la música latina y reavivó el legado del hombre que formó a una de las figuras más grandes de todos los tiempos. En medio del duelo, resurgió una conversación profundamente emotiva que A.B. sostuvo en el podcast de Melo Montoya, donde abrió su corazón para hablar del mejor consejo que le dejó su padre, tanto como músico como figura paterna.
La enseñanza de la humildad y la disciplina
A.B. Quintanilla recordó que la primera gran lección que su padre les enseñó, tanto a él como a Selena, fue mantenerse siempre con los pies bien plantados en la tierra. Para Abraham, la humildad no era negociable, sin importar el éxito, los aplausos o los números. Su consejo era claro: el espectáculo debía entregarse con la misma energía, sin importar si había diez o diez mil personas en el público. El escenario era un compromiso sagrado, donde el artista debía hacer que el público olvidara sus problemas.
La presión como motor creativo
Uno de los momentos más reveladores de la charla fue cuando A.B. compartió cómo, tras alcanzar un número uno, pensó que había logrado todo. La reacción de Abraham fue fría pero contundente: “¿Lo puedes hacer otra vez?”. Para él, el verdadero reto era repetir el éxito y superarlo. Esta presión constante se convirtió en el motor creativo de A.B., quien reconoce que gran parte de su crecimiento artístico provino del empuje incesante de su padre.
Lecciones más allá del escenario
A.B. también recordó cómo Abraham enseñó a Selena a dominar el escenario, indicándole que cada tarima era completamente suya. Este consejo se refleja en la forma en que Selena se movía en sus conciertos, mostrando una presencia única. Además, Abraham inculcó la importancia del trabajo en equipo, donde el respeto por los roles era fundamental para que el espectáculo brillara verdaderamente. Tras el anuncio de su fallecimiento, las palabras de A.B. adquieren un significado aún más profundo, recordándonos que el legado de Abraham Quintanilla vive en cada consejo y en cada artista que aprendió de él.
