El Tratado de Aguas de 1944: Un pilar en la relación México-Estados Unidos
El cumplimiento del Tratado de Aguas entre México y Estados Unidos ha sido objeto de intensas tensiones en los últimos cinco años, exacerbadas por sequías prolongadas y un aumento en la demanda agrícola. Recientemente, la amenaza del presidente Trump de imponer aranceles del 5% sobre productos mexicanos ha llevado a ambos países a alcanzar un acuerdo crucial que busca mitigar el conflicto y garantizar el acceso equitativo a los recursos hídricos.
¿Qué es el Tratado de Aguas de 1944?
Este tratado, firmado hace 81 años, establece un marco para la distribución del agua de los ríos fronterizos Colorado, Bravo y Conchos. A través de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), se busca asegurar que ambos países cumplan con sus compromisos de entrega de agua: Estados Unidos debe enviar 1,850 millones de metros cúbicos anuales desde el río Colorado a México, mientras que México debe entregar 2,185 millones de metros cúbicos del río Bravo a su vecino del norte en ciclos de cinco años. Estos ríos son vitales para el abastecimiento de agua a millones de personas y para la agricultura en ambos países.
La crisis del agua: un conflicto en aumento
La relación entre México y Estados Unidos ha sido puesta a prueba en varias ocasiones desde el año 2000. En septiembre de 2020, agricultores de Chihuahua protestaron masivamente, alegando que los compromisos del tratado ponían en riesgo sus cultivos. Esto culminó en enfrentamientos violentos. A lo largo de los años, el embajador estadounidense ha presionado a México para que cumpla con sus obligaciones, mientras que el gobierno mexicano ha buscado negociar soluciones que no afecten la producción agrícola. En abril de 2025, un nuevo acuerdo fue alcanzado, donde México se comprometió a entregar entre 400 y 518 millones de metros cúbicos de agua entre mayo y octubre, en respuesta a las advertencias de sanciones por parte de Estados Unidos.
El futuro del Tratado y la gestión del agua
El acuerdo más reciente, confirmado el 12 de diciembre de 2025, establece la liberación de 249.163 millones de metros cúbicos de agua, con entregas programadas a partir de mediados de diciembre y la intención de concluir el plan antes del 31 de enero de 2026. Este desarrollo no solo busca aliviar las tensiones entre ambos países, sino que también resalta la importancia de una gestión responsable y colaborativa de los recursos hídricos en un contexto de cambio climático y creciente demanda. La historia del Tratado de Aguas es un recordatorio de que la cooperación binacional es esencial para enfrentar desafíos comunes en la frontera.
