Acuerdo de agua entre México y Estados Unidos
El Gobierno de México ha anunciado la liberación de más de 249 millones de metros cúbicos de agua, en un acuerdo alcanzado con Estados Unidos tras cinco años de tensiones relacionadas con el Tratado de Aguas de 1944. Este tratado regula la gestión del agua entre ambos países, y la decisión se produce en un contexto de presión por parte del presidente Donald Trump, quien había amenazado con imponer aranceles si México no cumplía con sus obligaciones.
Detalles del acuerdo y cumplimiento del tratado
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México ha destacado que el país no ha violado las disposiciones del tratado, y ha realizado entregas adicionales de agua sin afectar el suministro para consumo humano y la producción agrícola en la frontera. En el comunicado, se enfatiza que las acciones recientes demuestran el compromiso de México con la gestión del recurso hídrico, respetando el derecho humano al agua y asegurando la producción de alimentos.
Condiciones de la liberación de agua
En el acuerdo, se establece que México comenzará a liberar 249.163 millones de metros cúbicos de agua a partir de la semana del 15 de diciembre de 2025. Ambos gobiernos han coincidido en la importancia de cumplir con las obligaciones de entrega de agua, y están en negociaciones para resolver el déficit del ciclo anterior antes del 31 de enero de 2026. En caso de incumplimiento, cada país podrá actuar de acuerdo a sus intereses nacionales, respetando las obligaciones internacionales.
Contexto de las presiones de Trump
La presión de Trump sobre México se intensificó cuando amenazó con un arancel del 5% si el país no liberaba el agua pendiente antes del 31 de diciembre. El Tratado de Aguas de 1944 estipula que Estados Unidos debe enviar 1.850 millones de metros cúbicos de agua al año a México, mientras que México debe entregar 2.185 millones de metros cúbicos del río Bravo en ciclos de cinco años. Trump ha afirmado que México aún debe más de 986.4 millones de metros cúbicos acumulados en los últimos cinco años, lo que ha generado preocupaciones sobre el impacto en la agricultura estadounidense.

