Francia abre un museo para revitalizar el francés en el mundo
El francés, lengua referente de la diplomacia y de la cultura durante siglos, intenta recuperar el terreno perdido en la escena global frente al inglés y al español con la apertura de un museo interactivo ideado por el presidente Emmanuel Macron.
El francés busca recuperar su lugar en el mundo moderno
Alejado de su periodo de esplendor de la primera mitad del siglo pasado, coincidiendo con el poder colonial de París en África y parte de Asia, el francés busca su lugar al sol en medio de la incontestable dominación del inglés y la pujanza del español en el continente americano.
Para dar un nuevo aliento a la lengua de Molière, Macron se empeñó en que tuviese su espacio propio de revitalización, inspirado en lo que hizo Brasil con el Museo que dedicó a la lengua portuguesa en Sao Paulo.
Después de cinco años de trabajos y de una inversión de 210 millones de euros -la segunda mayor en el área cultural del mandato de Macron después de Notre Dame-, la Ciudad Internacional de la Lengua Francesa abrió sus puertas este mes en el antiguo palacio real de caza de Villers-Cotterets, a una hora al norte de París.
Un museo en un lugar histórico para el francés
El museo se ubica en Villers-Cotterets debido a su importancia histórica para la lengua francesa. En este palacio renacentista, el rey Francisco I firmó en 1539 el decreto que estableció el francés como lengua para los actos administrativos y jurídicos, dejando de lado el latín.
En esta localidad del norte de Francia, gobierna el partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN), la antítesis ideológica del mundo abierto y global que representa Macron.
Precisamente la Ciudad Internacional de la Lengua Francesa se empeña en destacar su universalismo citando al propio Macron: “el francés no es solo de los franceses, sino que pertenece al mundo entero”.
El director del complejo cultural, Paul Rondin, refuerza esta afirmación con un ejemplo: “La capital del mundo en la que se habla más francés no es París, es Kinshasa (capital de la República Democrática del Congo)”.
En declaraciones, Rondin incide en “la vivacidad y dinamismo” de una lengua hablada por 320 millones de personas, desde Canadá hasta Nueva Caledonia, pasando por África y Europa.
África es, de hecho, el mayor vivero de francoparlantes, pero también es uno de los mayores riesgos para su crecimiento. Las recientes tensiones geopolíticas entre París y ciertos gobiernos de la región pueden llevar a algunos países a dar la espalda al francés y a abrazar el inglés.
Un museo para celebrar la lengua francesa
El museo cuenta con una muestra permanente en 1.200 metros cuadrados de salas inmersivas e interactivas. En ellas se incluyen numerosos desafíos gramaticales y de vocabulario, se ponen en valor las diferentes expresiones artísticas de la leng