Nueva York.- Reinaldo Herrera, aristócrata venezolano y esposo de la reconocida diseñadora Carolina Herrera, falleció el 18 de marzo de 2025 a los 91 años en su residencia de Manhattan, Nueva York. La noticia fue confirmada por la experta en moda y amiga cercana de la familia, Titina Penzini, a través de sus redes sociales.
Un Legado Familiar y Social
Nacido en Caracas en 1934, Reinaldo Herrera provenía de una familia de renombre. Su padre, Reinaldo Herrera Uslar, ostentaba el título de marqués de Torre Casa, el cual fue heredado por Reinaldo. Desde joven, se destacó en los círculos sociales de Caracas, Nueva York y Europa, siendo reconocido por su elegancia y sofisticación.
Una Pareja Icónica en la Alta Sociedad
En 1968, contrajo matrimonio con Carolina Herrera, formando una de las parejas más poderosas de la alta sociedad. Juntos tuvieron dos hijas: Carolina Adriana, nacida en 1969, y Patricia Cristina, en 1973. Estas se sumaron a Ana Luisa y Mercedes, hijas del primer matrimonio de Carolina. La pareja compartió 57 años de vida en común y estableció su residencia en Nueva York desde 1980.
Contribuciones al Mundo de la Moda y el Periodismo
Reinaldo desempeñó un papel fundamental en el éxito de la marca Carolina Herrera, fundada en 1980. Aunque no trabajó directamente en la firma, su influencia y contactos en la alta sociedad neoyorquina facilitaron la entrada de la diseñadora en círculos exclusivos. Su hogar en el Upper East Side se convirtió en un punto de encuentro para figuras destacadas del arte, la moda y la política durante las décadas de 1980 y 1990. Además de su apoyo a la carrera de su esposa, Reinaldo Herrera tuvo una destacada trayectoria como editor en la revista Vanity Fair, donde obtuvo entrevistas exclusivas con figuras como Imelda Marcos, Yasser Arafat y Muamar el Gadafi.
Despedida y Recuerdos
La ceremonia fúnebre se llevará a cabo el viernes en Nueva York, y posteriormente, sus restos serán trasladados a Venezuela para su entierro. Su partida deja un vacío en el mundo de la moda y la alta sociedad, recordándolo como un hombre de mundo, poseedor de una agenda de contactos envidiable y una elegancia innata que marcó a quienes lo conocieron.