Whitney Houston, una de las voces más icónicas de la música, nunca imaginó que una de sus baladas más emblemáticas, “Where do broken hearts go”, sería un éxito rotundo. A pesar de su aversión inicial hacia la canción, que describió como “sensiblera y absurda”, su descubridor Clive Davis la persuadió para grabarla. El resultado fue una interpretación conmovedora que no solo la llevó al número uno en las listas de Billboard, sino que también dejó una huella imborrable en la historia de la música.

El inicio de una carrera meteórica

Whitney Houston debutó en 1985 con su álbum homónimo, el cual se convirtió en el más vendido por una artista femenina afroamericana, alcanzando la impresionante cifra de 25 millones de copias en todo el mundo. Este éxito inicial estableció un alto estándar para su carrera, que continuaría deslumbrando al mundo con su talento y carisma. Durante su primer tour mundial, Clive Davis buscaba nuevas canciones para su segundo álbum, lo que llevó a la creación de “Where do broken hearts go”.

La creación de una balada memorable

El proceso de composición de “Where do broken hearts go” fue rápido y eficaz. Frank Wildhorn y Chuck Jackson, los compositores, lograron finalizar la canción en una sola noche, tras recibir la aprobación de Davis. A pesar de que otros artistas, como Smokey Robinson, estaban interesados en grabarla, los compositores mantuvieron su esperanza de que Houston la incluyera en su álbum. Sin embargo, cuando la canción fue presentada a Whitney, su rechazo inicial fue contundente, argumentando que no tenía la profundidad que ella buscaba en su música.

Un giro inesperado y el legado de Whitney

A pesar de sus reservas, Whitney Houston grabó la canción en 1986 y, sorprendentemente, encontró un sentido personal en ella. Su interpretación conmovedora no solo le valió elogios, sino que también la llevó a romper récords en las listas de Billboard. El 23 de abril de 1988, “Where do broken hearts go” se convirtió en su séptimo número uno consecutivo, superando a leyendas como los Beatles y los Bee Gees. Aunque la canción y su videoclip generaron controversia, Houston logró consolidar su lugar en la historia de la música, dejando un legado que perdura hasta hoy.

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