Bob Dylan, una de las figuras más icónicas de la música, vivió un momento crucial en su vida durante su gira mundial de 1978. En medio de un bajón anímico, una inesperada experiencia espiritual cambió el rumbo de su carrera. Todo comenzó cuando, durante un concierto, alguien arrojó una cruz de plata sobre el escenario. Esta acción desencadenó una serie de eventos que culminarían en su conversión al cristianismo, una etapa que marcaría su música y su vida personal de manera significativa.
La Conversión Espiritual de Bob Dylan
La historia cuenta que tras el concierto, Dylan sintió la “sobrecogedora presencia de Jesús” en su habitación de hotel. Este momento de revelación lo llevó a asistir a servicios religiosos y a recibir clases de Biblia en California, donde incluso fue bautizado. Al final de su gira, comenzó a incorporar sus nuevas creencias en su música, creando canciones que reflejaban su renovada fe.
El Álbum ‘Slow Train Coming’
El 20 de agosto de 1979, Dylan lanzó ‘Slow Train Coming’, su primer álbum después de su conversión. Con la producción de Jerry Wexler y la colaboración de Mark Knopfler, el álbum se convirtió en un hito en su carrera. Las canciones, que abordan temas cristianos, fueron recibidas con opiniones divididas. Mientras algunos puristas criticaban la dirección espiritual de Dylan, otros fanáticos encontraron en su música un mensaje poderoso que resonaba con sus propias creencias.
Impacto y Controversia
A pesar de la controversia, ‘Slow Train Coming’ alcanzó el estatus de Platino y recibió elogios de la crítica. Rolling Stone lo calificó como “el mejor álbum de Bob Dylan desde ‘The Basement Tapes’”. Durante su gira, Dylan se negó a tocar sus viejas canciones, dedicando su tiempo a discursos que promovían sus creencias. Aunque su fase de conversión duró poco más de dos álbumes, sigue siendo un capítulo fascinante y debatido en la historia de Bob Dylan, dejando una huella duradera en su legado musical.