Guillermo González Calderoni, el ‘Elliot Ness mexicano’, de cazador de narcos a colaborador de capos.

La historia de Guillermo González Calderoni, conocido como el ‘Elliot Ness mexicano’, es un reflejo de cómo la lucha contra el narcotráfico puede verse afectada por la corrupción. Este exfuncionario de la Policía Judicial Federal, que en su momento fue aclamado por sus logros en la captura de narcotraficantes, terminó siendo acusado de colaborar con capos como Amado Carrillo Fuentes y Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
Durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), González Calderoni se destacó en la extinta Policía Judicial Federal, ganándose el apodo de ‘Elliot Ness mexicano’ por su supuesta efectividad en la lucha contra el crimen organizado. Sin embargo, su carrera se vio empañada por acusaciones de corrupción y protección a narcotraficantes.
El ascenso y caída del ‘Eliot Ness mexicano’
La trayectoria de González Calderoni comenzó en la década de los 80, donde rápidamente ascendió en las filas de la Policía Judicial Federal. A pesar de sus logros en la captura de figuras como Miguel Ángel Félix Gallardo y Pablo Acosta Villarreal, su reputación se vio afectada por las acusaciones de fabricar casos de narcotráfico y recibir sobornos a cambio de protección.
A pesar de estas acusaciones, llegó a ser subdirector de la Policía Judicial Federal en la sección de narcóticos, donde continuó operando bajo la sombra de la corrupción. En 1993, su carrera dio un giro drástico cuando fue arrestado por el asesinato de narcotraficantes y se vio obligado a huir a Estados Unidos, donde fue arrestado por la Interpol y el FBI en 1994.
González Calderoni también protegió al Cártel de Sinaloa
En 2003, su vida terminó trágicamente cuando fue ejecutado en McAllen, Texas. Quince años después, su nombre volvió a aparecer en el juicio de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, donde se revelaron detalles sobre su colaboración con el Cártel de Sinaloa. Testigos mencionaron que González Calderoni recibió sobornos de hasta 10 millones de dólares, a cambio de protección y información sobre las operaciones de las autoridades.
El caso de González Calderoni es un claro ejemplo de cómo la corrupción puede infiltrarse en las instituciones encargadas de combatir el crimen, transformando a quienes deberían ser los guardianes de la ley en cómplices de los mismos delincuentes que juraron combatir.
A pesar de estos señalamientos, en el sexenio de Salinas de Gortari llegó a ser subdirector de la Policía Judicial Federal en el área de narcóticos.
A las acusaciones por fabricación de casos se sumó la de brindar protección a Amado Carrillo Fuentes, ‘El Señor de los Cielos’, y a Juan García Ábrego, líder del Cártel del Golfo. Estas imputaciones terminaron por costarle su carrera.
González Calderoni dejó de ser la figura del ‘superpolicía’ en 1993, cuando Jorge Carpizo, entonces procurador general de la República, ordenó su arresto, junto con otros agentes de la Policía Judicial Federal, por el asesinato de los presuntos narcotraficantes Quijano Santoyo, ocurrido en 1990.
También se abrieron investigaciones en su contra por presunto enriquecimiento ilícito, abuso de autoridad y delitos contra la salud, por su posible complicidad en el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
Cuando las autoridades mexicanas comenzaron a investigarlo, González Calderoni huyó a Estados Unidos. En 1994, la Interpol y el FBI lo detuvieron. Algunas versiones indican que luego se convirtió en “protegido” de la DEA, tras recibir residencia en McAllen, Texas, a pesar del juicio de extradición en su contra.
González Calderoni también protegió al Cártel de Sinaloa
En 2003, su suerte terminó. El exsubdirector de la Policía Judicial Federal fue ejecutado en McAllen, tras salir de la oficina de su abogado, Robert Yzaguirre, conocido por representar a miembros del Cártel del Golfo.
Quince años después, el nombre del ‘Eliot Ness mexicano’ volvió a surgir en el llamado ”juicio del siglo” contra Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, cofundador del Cártel de Sinaloa.
Durante el proceso judicial, Juan Carlos Ramírez Abadía, alias ‘Chupeta’, exlíder del Cártel del Norte del Valle en Colombia, testificó ser uno de los proveedores de cocaína del Cártel de Sinaloa entre 1990 y 1996.
Recordó una ocasión en la que él y ‘El Chapo’ visitaron a Juan José Esparragoza Moreno, ‘El Azul’, en una cárcel mexicana. En esa visita los acompañó González Calderoni, a quien Esparragoza llamaba “compadre”, según relató el Semanario Zeta.
De acuerdo con ‘Chupeta’, esa reunión fue para acordar nuevas rutas de tráfico ante la presión del gobierno estadounidense sobre el mexicano. También mencionó los pagos que ‘El Chapo’ realizaba a la policía para recibir cargamentos de droga.
Más adelante, Miguel Ángel Martínez Martínez, alias ‘El Tololoche’ o ‘El Gordo’, supuesto piloto de Guzmán Loera, testificó contra su exjefe en la Corte Federal de Distrito en Brooklyn.
Martínez declaró que ‘El Chapo’ envió “dos o tres veces” cerca de 10 millones de dólares a Guillermo González Calderoni. Según su testimonio, estos sobornos permitieron que el exfuncionario proporcionara informes diarios sobre movimientos de rivales, ayudara a expandir el negocio del tráfico de drogas y facilitara la evasión de autoridades, de acuerdo con una crónica de Carlos Álvarez en Zeta.
También mencionó que la relación entre Calderoni y Guzmán era tan cercana que, cuando nació un hijo del capo, este le pidió ser su padrino.