La reciente reforma al Poder Judicial en México ha suscitado una serie de críticas y preocupaciones, especialmente por parte de la relatora especial de la ONU sobre la independencia de los magistrados y abogados, Margaret Satterthwaite. En un ensayo coescrito con Aloysia Sonnet, Satterthwaite advierte que esta reforma podría convertirse en una trampa, generando más preguntas que respuestas sobre su verdadera intención y efectividad.
Cuestionamientos sobre la reforma judicial
La relatora de la ONU subraya la necesidad de un escrutinio cuidadoso en el proceso de selección judicial. Preguntas fundamentales como quién está cualificado para postularse y cómo se garantizarán la competencia, el mérito y la ética en la selección son esenciales para evitar que la reforma se convierta en un “caballo de Troya”, que aunque atractivo, podría resultar perjudicial para el sistema judicial y, por ende, para la sociedad.
Contexto político y acusaciones de venganza
En el contexto de la reforma, Satterthwaite plantea que los cambios a la ley podrían haber sido impulsados más por una venganza del expresidente Andrés Manuel López Obrador que por un genuino interés en mejorar la justicia en el país. La experta señala que el entonces presidente lanzó una campaña de desprestigio contra el Poder Judicial tras el bloqueo de varios de sus programas emblemáticos, utilizando su plataforma para atacar a jueces específicos.
Implicaciones de la elección popular de jueces
La elección popular de jueces, aunque presentada como un avance democrático, podría alejarse de los principios de mérito y ética necesarios en la judicatura. Satterthwaite enfatiza que, si bien las elecciones son un ideal democrático, su aplicación en el ámbito judicial rara vez es apropiada, ya que el derecho internacional exige que los jueces sean seleccionados mediante métodos que protejan su integridad y competencia, evitando influencias indebidas.